No resulta demasiado comprensible que Microsoft haga este tipo de confirmaciones, pero así son las cosas: la apuesta de entretenimiento doméstico de Bill Gates, tiene sucesora en gestación.
Su obstinación choca de pleno con lo que parece ser desconocimiento del terreno en que se mueven. Porque es muy halagüeño encontrarse con una compañía que sin haber rentabilizado ni de lejos la inversión de una videoconsola, esté dispuesta a sacar una continuación -el nombre XBOX 2 es sólo orientativo- sin preocupación monetaria alguna, pero también demuestra el poco criterio de cara a crear confianza en un soporte que no anda todo lo bien que debería.
Según lo advertido, el deseo de no quedarse rezagados en la próxima remesa de consolas es el principal baluarte de cara a la regeneración. Aquí quizá estén olvidando que no siempre es bueno ser el primero, pues la tecnología se queda antes obsoleta y el rival posterior que venda mejores rasgos puede fácilmente hacerse con el mercado. Que la Playstation haya conseguido hacer frente a consolas posteriores, se debe a la gran flota de unidades vendidas antes del lanzamiento de cada una de sus rivales, y no parece que Microsoft pueda hoy por hoy ofrecer cifras similares en una nueva consola.