Una estética de comic, litros y litros de sangre, un protagonista con una moto-sierra en su brazo derecho… Una mezcla explosiva que no dejará indiferente a nadie que se atreva a probarlo.
Un punto a favor que tiene Madworld es el hecho de que no todo se reduce a matar sin más. Aunque sin duda ese es su principal atractivo, también se puede decir que tiene cierto grado de exploración. En cada fase siempre habrá lugares poco accesibles a los que sólo llegaremos si rebuscamos un poco. Son ubicaciones en las que habrá objetos, armas o desafíos para ganar más puntos. Estos desafíos, llamados “Blood Bath Challenge”, vienen con una pequeña presentación que nos explicará con un humor un tanto retorcido qué es lo que tendremos que hacer para conseguir los puntos. Por ejemplo, en uno habrá que lanzar a los enemigos a las vías de un tren bala, y cuantos más atropelle de una pasada más bonificación obtendremos. Además, en ocasiones en vez de encontrarnos con desafíos, puede que aparezcan una especie de mini jefes que nos pueden hacer la vida un poco difícil, pero en cuanto nos aprendamos un poco su rutina de ataque se nos facilitará mucho la tarea.
La vida en blanco y negro... y rojo
Sin duda, una de las características más reseñables de Madworld es su apartado gráfico. Para nadie pasará desapercibido su aspecto monocromático al estilo cómic, algo que en un principio puede parecer un tanto raro… pero sin duda es un acierto y le da un gran toque de originalidad.
Además, está el detalle de haber incluido el color rojo de la sangre, muy vistosa a la vez que abundante. Aunque esta estética a primera vista puede echar para atrás, no hay que dejarse engañar por la primera impresión, se puede decir que es de lo mejor que se ha podido ver en Wii (con el permiso de excepciones como Mario Galaxy, por supuesto). Los entornos están cuidados, Max (el protagonista) no tiene desperdicio al igual que todos y cada uno de los enemigos están recreados con un gran detalle teniendo en cuenta las limitaciones técnicas de la consola.
De todos modos hay algo que sí le podemos echar en cara a la versión española de este nuevo lanzamiento de Sega, y es debido al doblaje. Normalmente un programa puede venir con las voces en inglés, en castellano, o incluso alguno que otro aún llega en la lengua natal de los nipones... Pues aquí ni una cosa ni la otra, si no que han decidido dejarlo a medias. A lo largo de todas las escenas de corte que hay en el juego, escucharemos unos diálogos en un perfecto inglés con subtítulos en castellano, pero si nos referimos a las voces de los comentaristas que narran la sangría que provocamos a nuestro paso de una forma sarcástica, es curioso comprobar que se han molestado en poner voces de dobladores españoles.
Por último, no podemos olvidar un modo adicional incluido y que nos permite retar a un colega para ver quien hace más puntos en multijugador. No hay un modo cooperativo, pero según vayamos avanzando en la historia para un jugador, se irán desbloqueando los “Blood Bath Challenge”, con los que después se podrá comprobar quién es el que consigue descuartizar de las maneras más insospechadas a los enemigos en un límite de tiempo asignado para semejante tarea.