Adaptar lo inadaptable
Como antes mencionábamos, el mismo inicio nos presenta una historia en que cambiando los personajes anteriores por una trama oriental encabezada por Huang Lee (quien llega a la ciudad tras el óbito de su padre), las cosas son lo que eran en cuanto a dureza y capacidad para meternos en el “lado oscuro” de Liberty City. El cambio en el aspecto gráfico, en perspectiva semi-cenital que permite rasgos 3D y con un redibujado, no sólo no nos distancia de emociones propias de la saga sino que confiere un atractivo que hace olvidar las supuestas limitaciones técnicas de una consola que por lo demás no tiene problemas en volver a recrear la libertad e intensidad de una ciudad amplia y repleta de acontecimientos que suceden a su libre albedrío.
Misiones principales, secundarias, pequeños retos y diversas formas de ganar dinero se suceden mientras seguimos robando coches y enzarzándonos en luchas contra la policía (que aquí de forma novedosa se resuelven a golpes de conducción) mientras nuestro buzón mail ha pasado a ser la forma de comunicarnos con el resto de personajes.
La adquisición de casas, el menudeo como forma de negocio, el reclutamiento de jóvenes acosados para nuestras propias triadas etcétera, son parte de un complejo plan para reconstruir el armazón de Grand Theft Auto y adaptarlo con los suficientes incentivos para una versión a la que cuesta calificar de reducida.
Cierto que en algunos casos la aportación de la táctil sea menos que residual, que obligue demasiado a abandonar y recuperar el lápiz por cuanto el manejo se realiza con los controles tradicionales y sólo en cuestiones concretas (hacer el puente a determinados vehículos, preparar explosivos, dañar coches de nuestros adversarios, traficar, manejar el gps o nuestro buzón mail...) nos hace volver a recogerlo para sacarle rendimiento. Pero es un obstáculo menor.
Lamentablemente, todos estos incentivos, el de tener un nuevo episodio con un guión espléndidamente realizado para que todo esté a la altura de siempre y un trabajo técnico y de diseño impecable para envasar algo demasiado grande en circuitos más limitados, no parece haber encontrado el destino merecido (o al menos al que en Rockstar estarán habituados). Al parecer sus seguidores naturales preferirán verlo todo a lo grande y con la fastuosidad que da en estos tiempos su reciente edición para la nueva generación. Los nuevos videojugadores y los menos maduros que ya hemos descritos estarán completamente alejados (y quizá mejor así) de una propuesta tan atractiva como la que todavía nos tiene enganchados en el momento de redactar estas líneas.
Lo más triste es que, como antes afirmábamos, esto puede dejarnos sin lo que habría sido una propuesta curiosa, una versión Wii que posiblemente se encuentre con los mismos problemas para hacerse con el público masivo que rentabiliza una realización de estas características. Y cuando hasta un GTA tiene problemas para hacerse con público, es que las cosas desde luego no están tan maduras.