El pasado 14 de marzo, en un contexto complejo fruto de lanzamientos tan esperados para su mayor rival (una Ps2 en plena forma que recibe juegos de enjundia entre los que destaca Metal Gear), X-BOX llegó a las tiendas de Europa para tratar de hacerse con una cuota de mercado.
Además de enfrentarse a la competencia, deberá superar las primeras pruebas en un ambiente enrarecido: para empezar, las comparaciones de precios entre países son odiosas y es que en Japón, donde la consola lleva ya un tiempo poniendo a prueba la salud de directivos de Microsoft (unas ventas discretas, en torno a unas 120 mil unidades en los primeros días, y por si fuera poco muchas de ellas directamente al taller porque la máquina ralla los compactos) la susodicha cuesta 135 €uros menos, una diferencia significativa que se agrava cuando hay que referirse al software: en torno a 70 €uros nos costará cada juego a los usuarios del viejo continente.
Por si fuera poco, este elevado precio (rondando lo que antes eran 80 mil pesetas) tiene en PS2 un doble enemigo: por un lado esta máquina demostró de nuevo los bajones de coste que puede pegar el hardware con el tiempo (algo obvio, pues llamativo fue su repentino descenso al precio de 49 mil) y por otro el ajustado precio de la bestia de Sony se une a un catalogo de lo más rico y variado donde sólo faltaba por llegar la serie Platinum. Y esta ya ha llegado.
Posibilidades de éxito
Bajo un imperio económico como el de Microsoft, lo mínimo que se puede decir es que el lanzamiento se verá arropado de una campaña de marketing lo suficientemente intensa como para convencer a quienes no tengan una decisión tomada (y tengan la cartera llena, se entiende). Además, este argumento sirve también para evitar premuras de rentabilización de ventas, y puede así darse un mayor margen para esperar el éxito que ya es mucho más de lo que tuvo Sega, por ejemplo, para luchar por su defenestrada Dreamcast.
Teniendo en cuenta que en EEUU se ha confiado en ella, quizá hasta que Japón empiece a responder (lo cual será clave también a la hora de contar con desarrolladores del país) el punto de atención sea Europa, de ahí que sea todavía más cuestionable la marcada política de precios. El reflejo de esta situación está a la vista de la mayoría de los comercios: el sistema de reservas ha pasado más que desapercibido.
Características técnicas
Pasando por alto el impactante -y algo antiestético- aspecto externo, el interior se encuentra armado de piezas de primer nivel que configuran el gran baluarte de la X-Box. Con un procesador Celeron (paradójicamente el usado para portatiles) a 733 mhz, el apoyo gráfico viene marcado por uno de la marca Nv2a, especialmente concebido para esta consola y que automatiza el "anti-aliasing" (una de las originarias carencias de la PS2, paliada por software) y la técnica de relieve artificial Bump-mapping. La tarjeta ethernet para conexiones on-line viene de serie -y volviendo a la competencia, la PS2 anuncia este servicio para un futuro próximo por lo cual necesitará un add-on- de ahí que cabe esperar que en un plazo medio de tiempo sea posible jugar vía internet con otros usuarios.
Eso sí: usar el DVD para visionado de películas exige la previa compra del Kit especial (49,95 €), que ofrece el mando a distancia sin el cual no hay opción alguna. Al menos la bestia de Sony permitía usar el mando convencional, por muy engorroso que fuera.
Pero quizá a nivel técnico lo más destacable pudiera ser la fácil programabilidad merced al uso de elementos tan similares al PC que no se requerirán grandes esfuerzos de adaptación. Y sólo queda el software, donde por el momento y a nivel de exclusividad destaca Halo (69,9 €),una apabullante exhibición dentro del terreno shooter que es prácticamente compra obligada para acompañar la máquina.
A la vista de todo esto, quedan los resultados... y en breve empezarán a saberse.