Red Factión se convirtió en un shooter de culto principalmente por dos motivos. El primero fue dotar al juego de un argumento absorbente potenciado de forma magistral por su gran ambientación. El segundo la presentación del motor Geo Mod, un avance técnico que nos permitía destruir gran parte del escenario, para obtener ventajas en combate o fabricarnos ocasionalmente un camino alternativo. Sin duda fue la sensación del momento a pesar de las lógicas limitaciones impuestas por el hardware de la época.
Dame un martillo y destrozaré Marte
Volition ha llevado hasta el extremo las posibilidades de destrucción con la versión 2.0 de Geomod, una tecnología que más allá de provocar espectaculares efectos visuales ha conseguido influir directamente en la jugabilidad multiplicando las opciones de afrontar distintas situaciones.
Geomod permite tirar abajo absolutamente todos los edificios y construcciones que veamos en el juego, por muy imponente que sea su tamaño.
La libertad a la hora de atacar un asentamiento de la Edf es total gracias a que el sistema de físicas nos permite planear auténticas locuras. Más de una vez hemos recogido un vehículo pesado de gran tonelaje y nos hemos lanzado contra los muros de defensa, arrasando con todo hasta llegar al punto de destino, poner unas cargas explosivas y dar unos martillazos para derribar el objetivo. Un poco de suerte nos mantendrá vivos para contarlo ya que cuando el polvo se despeja y comienzan a llegar soldados suele ser aconsejable poner tierra de por medio, aunque sea derribando muros y paredes hasta llegar a una zona despejada.
Si bien el armamento pesado como el lanzacohetes o las cargas de demolición permiten debilitar la estructura de un edificio, la estrella de la noche es el armamento básico de un minero, nada menos que un enorme martillo con el que abrirnos paso atravesando cualquier obstáculo. A pesar de su contundencia, se podrán adquirir nuevas versiones mejoradas, así como comprar todo tipo de armamento como lanzadores de energía, minas de proximidad, ametralladoras o cargas de demolición entre otras.
Para mejorarlas en parámetros como alcance, potencia o capacidad de munición, tendremos que recoger chatarra, ya sea como recompensa al realizar misiones, buscando entre los escombros de un edificio o en los yacimientos de minerales repartidos por todo el planeta.
Visualmente nos encontramos ante un motor gráfico equilibrado en todos sus apartados, y sobre todo muy robusto sin ralentizaciones apreciables a pesar de la cantidad de destrucción y explosiones que pueden juntarse en pantalla. La recreación del planeta rojo puede parecer algo parca en detalles: carreteras y caminos polvorientos recorren su superficie en medio de montañas y grandes extensiones desoladas. Al fin y al cabo esto no es la tierra, sino un planeta donde se viene a extraer minerales, resultando lógico el que no proliferen grandes entornos urbanos.
Destrucción on-line
Una vez terminado el extenso modo historia Red Faction ofrece un excelente multi-jugador donde pueden participar 16 personas. Puede no parecer una cifra impresionante para los tiempos que corren, pero se adapta muy bien al tipo de juego y a los mapas disponibles. Los modos incluyen las variantes clásicas solo o por equipos, con variedades tan divertidas como “Damage Control” (controlar, reparar y mantener objetivos) Demolición (un jugador se encarga de destruir mientras el equipo lo protege) o Asedio, donde tendremos que atacar y defender nuestra posición frente al otro equipo. Poco a poco iremos desbloqueando modos, armas y otros elementos, pero el toque jugable de la destrucción sigue presente, utilizando el entorno y la posibilidad de destrozarlo a nuestro favor.
Un detalle realmente acertado ha sido la inclusión de las mochilas, objetos que podemos recoger en cada mapa obteniendo diversos efectos al usarlas (jet pack, velocidad, fuerza, aumento de daño, invisibilidad, etc.) consiguiendo que las partidas sean realmente divertidas e imprevisibles. Afortunadamente también se han incluido video-tutoriales que nos explican su uso y otros detalles del modo on-line, algo que realmente se agradece y de paso evita que nos sintamos totalmente vendidos durante las primeras partidas a través de internet.