El exceso de información que acompaña a toda noticia que se convierte en fenómeno, hace prácticamente imposible distinguir lo verdadero de lo cierto, las exageraciones (más en un caso como el de Michael Jackson, donde todo parece exagerado) de los datos rigurosos, los rumores de las leyendas.
Con todo lo surgido hasta la fecha, sí parece que el coronado como el Rey del Pop estaba dando mucho más de lo que tenía físicamente para volver a los escenarios. Era su obligación para acabar con las enormes deudas que la prodigalidad, las malas compañías y asesores, y la misma inocencia que le había rodeado en cualquier otro frente, habían originado sobre su patrimonio. Así, tras cancelar una subasta con algunos de sus más preciados bienes, debía pagar el precio: volver al escenario cuando era físicamente cuestionable. 10 actuaciones creía que firmaba -volvemos a la posible leyenda-, cuando realmente eran 50. Barbitúricos y calmantes de todo tipo para soportar los dolores de un cuerpo maltratado durante años. Probablemente desde su misma infancia, como peaje hacia el número 1 a costa de renunciar a demasiado.
La cuestión es que dentro de toda la explotación prevista, sabíamos que había un CD con nuevos temas que ha hecho que las discográficas se froten las manos (sí, a pesar del mal momento que vive la industria de la música y sus dificultades para vender: no en vano Thriller ha vendido como nunca en los últimos días), teníamos noticia de los mencionados conciertos y una grabación de los mismos a editar en DVD. Desconocíamos lo del videojuego.
Éste último ha sido una sorpresa, si bien no es la primera vez que Jackson se asoma al entretenimiento digital como ya vimos -entre otras apariciones- con Moonwalker, que hacía la cobertura a una película que en sí mismo es un retrato de las patologías del artista (un tratado de narcisismo hipertrofiado, hueco y de un autobombo inquietante).
De lo que hasta el momento se había avanado, se sabe que el veterano David Perry (quién saltó a la fama con el singular Earthworm Jim y desde entonces se ha codeado con títulos mediocres conservando su aura de genio y gurú del sector) era la cabeza visible del proyecto, que éste le había visitado en su mansión de Neverland y que -según Perry- Jackson "estaba enormemente interesado en el tema" (o en los posibles royalties, probablemente).
"Michael Jackson era un fan de los videojuegos [...] me siento afortunado de haber pasado tiempo con él, la industria de la música ha perdido una gran parte de su historia [...] y para quienes le conocimos directamente, sabemos que también se ha perdido un gran ser humano", declaró al respecto Perry.
Sobre el concepto y estilo del juego, poco se sabe. El autor añade que por sus características habría introducido a "muchos nuevos usuarios a los videojuegos". A pesar de ello, sea con lo que se planteó, con Perry o con nuevos creativos, lo más probable es que la explotación de la marca Michael Jackson una vez se resuelva la herencia, dé para comercializar antes o después un producto de estas características. Al fin y al cabo, si hasta la fecha había vendido cantidades estratosféricas de discos y merchandising, incluso con los problemas de la música su rentabilidad como mito será mucho mayor.