De nuevo podremos ponernos en la piel del mal en persona. Con un planteamiento muy fiel a su predecesor pero corrigiendo sus defectos, Overlord II quiere seducirnos de nuevo con la misma fórmula.
El primer Overlord murió hace un tiempo. Desde entonces los esbirros, sin un rumbo fijo, buscan por el mundo a un sucesor digno que pueda ocupar el puesto que dejó el maligno al desaparecer. Tras un largo tiempo sin éxito es cuando por fin parece que han encontrado a alguien que tiene la suficiente maldad interior como para suplir la vacante. Se trata de un niño de Glacialia, un chico que tiene el mal en su mirada y que rápidamente se hace con el control para empezar a saquear sin ningún problema. Pero sí hay una pega, en el periodo de ausencia de un representante del mal, la gente de la Tierra comenzó a rehacer sus vidas y ciudades. Durante esta reconstrucción surgió el Imperio, dominando las ciudades y creando lo más parecido a la armonía, aunque sus verdaderas intenciones no acabarán siendo especialmente puras…
Nosotros empezamos desde el momento en el que los esbirros encuentran al chico que tiene todas las bazas para convertirse en el nuevo Overlord. Aprovechando la ocasión, poco a poco se nos irá introduciendo en los controles de una forma gradual, garantizando que no tengamos ningún tipo de problema al avanzar en el juego. En resumen, estamos ante una continuación pura y dura de la primera parte, aunque con un protagonista y una historia distintos. Si te gustó su precuela, es muy probable que Overlord II también te mantenga entretenido de nuevo. Al igual que su antecesor, al comienzo sólo podremos manejar a los esbirros parduzcos y según vayamos sembrando el caos a nuestro paso iremos haciéndonos con el control de los otros tres tipos.
MEJORAS PARA TODOS LOS GUSTOS
A lo largo de nuestra andadura como señor del mal, iremos recogiendo todo tipo de artefactos y tesoros. Por un lado están los tótems que nos mejorarán distintas facetas del Overlord. Unos aumentarán la barra de vida, otros la de magia, y el tercer tipo hará que podamos controlar a un número mayor de esbirros al mismo tiempo. También habrá algún que otro objeto mágico que nos ayudará por ejemplo a mejorar las distintas magias que adquiramos en el juego. Por otro, tenemos los objetos que los esbirros irán encontrando al saquear las ciudades, como puede ser oro o armas y armaduras que les harán más fuertes.
Todo lo recolectado será de gran utilidad en la Torre del Averno, centro neurálgico del maligno, lugar al que accederemos a través de portales que irán construyéndose por todo el mundo. Allí podremos mejorar gran cantidad de cosas para hacernos más poderosos, e incluso decorar las estancias al gusto de las queridas que vayan ocupando el lugar. La Torre está dividida en cuatro partes: la sala del trono, las dependencias privadas, la factoría y la madriguera.