Unos gráficos asombrosos, un control de juego más depurado a la par que complejo y un abanico de infinitas posibilidades tácticas son las principales novedades que ha mostrado Konami sobre Pro Evolution 2010. A falta de corregir errores en la versión final que llega a las tiendas y escuchar los últimos consejos de los usuarios, puede volver a recuperar el trono de rey del fútbol.
Los primeros cambios se notan desde el moderno, aunque más complejo, menú. Las melodías rockeras siguen presentes para ambientar y motivar a los jugadores en el previo de los partidos, con temas de grupos famosos como The Chemical Brothers. Ya en el túnel de vestuarios cualquiera puede quedarse perplejo ante el parecido casi milimétrico de los jugadores virtuales con los de carne y hueso, especialmente de los más famosos. La melena de Puyol o el rostro serio de Gerrard nunca fueron representados de forma tan realista en una consola. Ni su estatura se representó tan bien equilibrada en un terreno de juego virtual. Cada jugador tiene sus condiciones físicas muy determinadas y sus diferencias se notan de forma muy marcada.
Comienza a rodar el balón
Y entonces, el árbitro marca el pitido inicial y llega el momento más esperado. Los primeros toques, de adaptación como en cualquier otra edición del Pro, revelan que el esférico es más realista (anárquico) que nunca. No se pega al pie, obliga a realizar cada control a conciencia. Lo más fácil es que la pelota se escape de los pies de nuestro jugador y lo robe un rival.
Lo mismo ocurre con los pases: ya no tienen siempre como destino el pie de un compañero. Ahora conviene ajustarlos más, lo mismo que los disparos. Esto convierte el ritmo de juego en algo más lento y pausado, ajustándose más a lo que se puede ver en un partido real pero quizá alejándose un poco de lo que buscan muchos jugadores. Éste será sin duda uno de los puntos que más diferencias de opinión creará entre los jugadores del PES.
Los partidos, por tanto, habrá que masticarlos mucho más y esperar al momento adecuado para encontrar un hueco en la defensa rival. Habrán goleadas, pero los '0-0' o '1-0' propios de la liga italiana no serán difíciles de ver en este Pro Evolution.
Lo malo del ritmo lento es que se ha transmitido también a la reacción de los jugadores en muchos momentos y se muestran incapaces en ocasiones de soltar un rápido disparo o de cambiar de ritmo con la suficiente efectividad como para dejar atrás al defensor. Y aquí entra otro apartado siempre relevante para los fans: los regates. A la versión final se le han añadido algunas nuevas formas de gambetear y engañar a los rivales pero, como siempre en el título de Konami, no valdrá con coger al Messi de turno para driblar a todo el equipo rival y meter gol.