Ninja Gaiden Sigma2 es el remake de Ninja Gaiden 2, aparecido hace poco más de un año para Xbox360. Desde ese día han pasado muchas cosas, entre las cuales destaca el abandono de parte del equipo de desarrollo original (Team Ninja) con el jefe del estudio entre ellos, el maestro Tomonobu Itagaki, cuyo trabajo al frente del equipo ha consiguió reinventar la serie y llevarla hasta lo que es hoy en día. Tras una salida indecorosa de Itagaki (según su versión por no recibir los pagos acordados por parte de Tecmo) Yosuke Hayashi quedó al frente del equipo encargado del desarrollo de Ninja Gaiden Sigma2 para Playstation 3.
Antes de entrar en detalle sobre que tal ha resultado el relevo en el estudio de desarrollo, veamos a qué tipo de juego nos vamos a enfrentar. Sirvan como ejemplo dos títulos como Devil My Cry o God Of War, teniendo en cuenta que sus parecidos se limitan a ser juegos de acción en tercera persona donde terminar con cientos de enemigos.
La diferencia principal es el timing y la precisión que exigirá de ti Ninja Gaiden. Olvídate de machacar botones por si sale un combo por casualidad, si lo intentas posiblemente cambies de táctica cuando te canses de recibir palos, aunque seguramente los acabes recibiendo de cualquier manera, sobre todo si esta es tu primera aproximación a la saga, tal y como ha quedado tras su paso a las 3D.
Desde los inicios en Tokio comprenderemos a qué debemos enfrentarnos: enemigos rápidos, que nos atacan en grupo (se acabó eso de 1 pegando y los demás esperando) ataques a distancia y un agobio constante hacia el jugador. Afortunadamente si de algo se ha preocupado el Team Ninja desde la primera entrega es de potenciar la jugabilidad, adecuando las posibilidades de juego y control para permitirnos hacer frente a la dureza con la que nos tratarán los enemigos. Controlar a Ryu Hayabusa es una delicia una vez comprendida su mecánica, donde priman los reflejos, los movimientos rápidos y sobre todo aprender a usar correctamente técnicas como el contraataque.
Tras recibir los inevitables correctivos comprobaremos cómo esa jugabilidad funciona a la perfección, de manera que poco a poco cuando nos maten sentiremos que ha sido porque no hemos sido suficientemente rápidos o hemos reaccionado erróneamente frente a una amenaza, no por un absurdo capricho en el diseño del programa. Lo genial de un título como NGS2, es que cuando hemos avanzado y averiguado cual es la mejor táctica frente a un tipo de enemigos, vendrá otro totalmente distinto a aguarnos la fiesta, darnos unos cuantos estacazos y dejarnos con cara de poker.
Levantándonos rápidamente del suelo, disfrutaremos por partida doble cuando aprendamos a vencerlo y lo tengamos mordiendo el polvo. Ahí radica la grandeza de Ninja Gaiden, siempre resulta un reto para el jugador, nunca nos sentiremos insultantemente poderosos por mejorar el personaje, sino que nos sentiremos letales y preparados para afrontar el siguiente desafío, agradeciendo a sus creadores la exquisita respuesta de Ryu Hayabusa a nuestras acciones con el mando, de lo contrario si seríamos realmente carne de cañón.