Tras más de una década de torneos y tramas liosas, The King of Fighers recibe un esperado lavado de cara para adaptarse a las consolas de "nueva generación" -término obsoleto a estas alturas-. No obstante, lo que podría haber sido un título capaz de enfrentarse a coetáneos como Street Figher IV se ha convertido en un conjunto bello pero gravemente vacío. ¿Es esta la evolución que prometía su desarrolladora, SNK Playmore? Averigüémoslo.
Por otro lado, si combinamos los dos ataques fuertes y logramos cargarlos durante un tiempo, nuestro rival quedará de rodillas, totalmente indefenso. Esta maniobra -parecido al ataque concentrado de Street Fighter IV- es idónea para impedir que el contrincante realice un movimiento especial. La novedad más importante es el contraataque crítico, cuya barra se irá rellenando conforme ataquemos o seamos atacados. Una vez el medidor esté cargado, tenemos unos doce segundos para encadenar una serie de combos que, bien hilados, acabará fácilmente con el enemigo.
No deja de ser desconcertante comprobar cómo el sistema de batalla ha recibido una serie de mejoras mientras que el famoso sistema de equipos de The King of Fighters ha dado dos pasos virtuales hacia atrás. En las dos anteriores entregas, SNK permitió que los jugadores pudiesen cambiar de luchador en cualquier momento de la batalla. En el presente título -y sin dar explicación alguna-, de nuevo podemos formar equipos de tres personajes, pero éstos sólo pueden abandonar el escenario cuando ya hayan mordido el polvo. Lo mismo ocurre con la lista de movimientos de cada luchador, que se ha visto inesperadamente reducida en algunos casos o drásticamente alterada en otros.
Ningunas de estas carencias pueden equipararse a la falta general de contenidos de The King of Fighters XII. Por ejemplo, el modo historia consiste únicamente en cinco combates aleatorios contra equipos de tres luchadores. El hilo narrativo actual de la saga ha desaparecido en esta entrega; si bien es cierto que las tramas de los juegos de lucha son meras excusas para justificar la presencia de personajes arquetípicos o con vestimenta excéntrica, es necesario un sucedáneo de campaña de un jugador que haga las veces de pilar básico del juego -amén de servir de tutorial para los novatos-.
En el otro modo de juego -no hay más-, podemos competir con un sólo luchador contra la máquina o con camarada. Los que prefieran jugar online no tendrán problema alguno para hacerlo, ya que los problemas iniciales que sufrió la versión para PS3 fueron subsanados gracias a un -enorme- parche. A grandes rasgos, la sensación de vacío es desoladora, y muchos rechistarán al comprobar que han sido testigos de los créditos finales a los cinco minutos de encender la consola.
Hasta cierto punto, es comprensible que los personajes y los escenarios hayan sido reducidos debido al tiempo dedicado para rehacer los gráficos y adaptarlos a la nueva generación. Ahora bien, es imperdonable la ausencia de aspectos tan básicos como biografías de los personajes -¿cómo sabrán entonces los novatos quién es quién?-, pues sin ellos las descripciones se reducen a "este tipo grandote que se parece al otro tipo sólo que éste lleva americana negra". Diferentes historias para equipos concretos, más modos de juego, secretos desbloqueables... Sin ningún aliciente a la vista, da la sensación de estar ante un juego incompleto, un conejillo de indias para probar lo que realmente funciona y debe consolidarse en la próxima entrega.
The King of Fighters XII sería un juego recomendable si estuviera disponible como descarga digital y a un precio razonable, aunque de ninguna de las maneras podría ser considerado como una "revolución". Sus gráficos renovados son efectivos, y su sistema de batalla es intuitivo, pero la abismal falta de modos y extras -sin olvidar los incomprensibles regresos de arcaísmos jugables- lo convierte en un juego orientado única y exclusivamente a los verdaderos fans de la franquicia. Y, aún así, deberá contentarse con el título de "duque".