En los 8 bits estas cosas eran posibles: uno se compraba a 875 pesetas juegos al azar cuando la economía acompañaba, y podía encontrar petróleo, o ahogarse en algo similar… pero peor, mucho peor. Sí: en eso mismo en lo que piensan.
Uchi-mata en MSX era uno de esos casos. Como el del Comic Shock Absorber. Uno de esos juegos que nos dejaba con cara de interrogante. Que nos hacía dudar cómo algo así había sido comercializado, cómo no había gente en la cárcel por él, cómo no iban a tirarles piedras a sus responsables quienes se lo compraban.
Probablemente por lo mismo que uno llegaba a adquirirlo, porque había hecho una apuesta y lo había comprado sin saber de él. Quién nos mandaba hacerlo. Casi daba vergüenza (¿casi?), lo mejor arrinconarlo junto a los demás cassetes a acompañar y hacer equipo/colección y fingir que aquello nunca había pasado.
Para quien se lo pregunte, se supone, y sólo se supone, que esto iba del arte marcial que le da nombre. Los gráficos eran monigotes rayados. O simplemente rayas. Y ya. Iba a la suya, fuera cual fuera esta. No respondía a ningún control y lo intentáramos una o cien veces el resultado era igual de catastrófico. Los gráficos eran sorprendentes, sí, pero la sorpresa era desoladora.
Ah, y en este caso al revés que con Thing Bounces... no hay explicación posible ni documentación suficiente en internet. Uno ha llegado a sospechar que fue un experimento del vendedor de la tienda concreta a la que acudió mediados los 80, bien de sus escasas habilidades como programador, bien de lo que el usuario era capaz de tragarse en la época. Lástima no saber con concreción a quién odiar tanto tiempo después...