Primero fueron los chips de compatibilidad con Playstation 2 -retirados en la evolución de la consola-, después vinieron los rumores de que con blu ray era imposible ofrecer un precio competitivo. Y con la llegada de la edición Slim y el reajuste de precio, parecía que las cosas volvían a funcionar y que Sony tenía la consola que el mercado demandaba para competir con Xbox 360 y una Wii de trayectoria limitada.
Pero no todo está tan claro en cuanto a rentabilidad. Según un informe de iSuppli, con cada unidad vendida de Playstation 3, Sony saca pecho, pero pierde dinero. Es algo habitual que las consolas estén en parte financiadas por los ingresos en software posteriores, pero la reducción agresiva de costes aplicada en los últimos tiempos debería haber dado mejores resultados a una compañía cuyo futuro está demasiado vinculado al mercado de los videojuegos como para obtener resultados negativos.
Con todo, se estima que la reducción de precio en 100 dólares, lleva aparejada una pérdida de en torno a 31.27 por máquina. Sigue siendo una situación mejor que la inicial, cuando se estimaba que la producción rondaba los 805 dólares y que llevó a analistas a afirmar que a Sony no le interesaba vender demasiadas unidades en ese momento (frente a esa situación, en la actualidad se ha llegado a una reducción de costes del 70%).
En todo caso, este es un argumento más para entender la agresividad con la que Sony se quiere introducir en las 3D, forma de promocionar los televisores Bravia que inicialmente serán los únicos capaces de funcionar con la consola, la venta de las gafas especiales, y ganarse además una posición destacada frente a la competencia.