"No quieres estar dentro de esta cabeza", promete. No obstante, el redactor de la publicación on-line Joystiq insiste, por lo que Ron Gilbert, el legendario creador de Monkey Island que recientemente volvió al videojuego con Deathspank, se dispone a desgranar cómo funciona para crear un nuevo título.
"Cuando comencé con el desarrollo de The Cave [el nuevo proyecto que está realizando para Sega], quise ver muchas películas de cuevas", explica para posteriormente citar a The Descent o Viaje al centro de la tierra. "Pequeñas ideas surgían de aquí y de allí, que comencé a incorporar a la narrativa del juego". Sobre sus primeros pasos, "suelo empezar con el mundo, ¿cuál es el entorno? En Monkey Island adoraba el ambiente caribeño, así que para mi fue un 'quiero vivir con piratas en el Caribe', entonces empiezas con los personajes, y en aquel caso de ahí salió Guybrush como alguien que podía vivir en ese entorno".
"Con The Cave he empezado también con el entorno, que en este caso es esa cueva que habla, y empiezas a crear los personajes, los gemelos, el científico... y entonces empiezo con los puzles. Conociendo el mundo y los personajes tengo el entorno narrativo básico para pasar a los puzles".
En cuanto al enfoque del género de aventura en estos tiempos, preguntado por su nuevo trabajo Gilbert se muestra tajante: "la gente tiene muchas expectativas sobre lo que es un videojuego de aventuras, algunos creen que no hay aventura si no hay point'n click, que no hay aventura en The Cave si controlas directamente a los personajes. La cuestión es que cuando hice Maniac Mansion muchos creían que no era un juego de aventuras porque no era un juego de texto [aventura gráfico-conversacional], no tenía imágenes estáticas y los personajes se movían realmente por la pantalla".
Falta por ver si con el nuevo enfoque, alguna de las emociones logradas en títulos clásicos como los que cita se mantienen. Por la estética de los personajes bien podría decirse que sí.