BALDUR’S GATES 1 Y 2
La saga Baldur’s adapta al ordenador las reglas de la segunda edición del Advanced Dungeons & Dragons (AD&D). De hecho, el uso de la terminología propia de este sistema puede confundir un poco al neófito, pero que no cunda el pánico: no es difícil entender cuál es su mecánica.
La ambientación se inspira descaradamente en la obra de Tolkien: un escenario de corte medieval habitado por toda suerte de criaturas fantásticas, como los elfos, los enanos, los orcos o los dragones. Ambos capítulos de la saga relatan la misma historia: la de un huérfano de turbia ascendencia, que debe venga la muerte de su padre adoptivo y averiguar el misterio de su origen.
Baldur’s Gates utiliza perspectiva isométrica, y unos clásicos gráficos en 2D, que destacan por su elevado nivel de preciosismo. Cuenta también con una excelente banda sonora y un más aceptable doblaje de todas las voces al castellano.
La creación de personaje es bastante compleja, copia fiel del reglamento de AD&D. Se nos permite elegir raza (humano, elfo, enano...) y profesión (guerrero, mago, ladrón...). Aunque sólo podemos crear un personaje, a lo largo de la aventura, otros se nos unirán a lo largo de la aventura, hasta formar un grupo de hasta seis personajes.
El combate es en tiempo real, aunque podemos hacer pausas cuando queramos para dar órdenes a nuestros personajes. Estas pausas se pueden programar desde el menú de opciones, para se produzcan de manera automáticamente (que pare cada vez que termine un turno, que lo haga cuando hieran a un personaje, etc..) El repertorio de armas, por cierto, es inmenso: desde armas blancas tradicionales, como espadas, hachas o martillos, a hechizos de sacerdote o de mago, que se cuentan por decenas. La magia es una de las claves de Baldur’s Gates. No sólo sirve pata atacar, sino que también cura, o proporciona determinadas bonificaciones o’ defensas a los personajes. Muchas veces, combates que parecen imposibles se resuelven con facilidad si empleamos con inteligencia los hechizos a nuestra disposición.
Como es típico en los juegos de rol, por cada enemigo que matemos, obtendremos una serie de puntos de experiencia que, a la larga, nos permitirán subir de nivel. Eso significa que las características de nuestro personaje mejorarán. Por ejemplo, los guerreros serán más diestros con las armas o los magos aprenderán a lanzar nuevos hechizos. En el primer Baldur’s Gates, nuestro personaje empieza con nivel 1 –un principiante absoluto- y puede alcanzar hasta el nivel 7, aproximadamente. En la segunda parte, podemos importar ese personaje –o crear otro nuevo- y continuar subiéndolo hasta nivel 18 –un héroe realmente poderoso-. El proceso de subida de nivel está prácticamente automatizado: de acuerdo a nuestra profesión, el ordenador calculará automáticamente cuales son las características que mejoran. La excepción son las habilidades con armas y los hechizos: se nos dará a elegir, dentro de las limitaciones impuestas por el tipo de personaje, con qué arma en concreto queremos ser más diestros, o qué nuevos hechizos deseamos aprender.
En general, la saga Baldur’s Gates está recomendada para todo aquel aficionado al que no le asuste un planteamiento reflexivo, sobre todo en los combates. A cambio, obtendrá dos juegos con argumentos muy densos e interesantes, con una razonable nivel de libertad, y una amplia variedad de misiones.