FALLOUT 1 Y 2
Se podría decir que Fallout es la alternativa al ambiente de capa y espada propia de los Baldur’s. Nos presenta un futuro apocalíptico, donde la guerra nuclear ha diezmado a todo el planeta. Los supervivientes se arrastran sobre las ruinas de la civilización, cargando con toda suerte de secuelas y mutaciones. Algunos, los más afortunados, vivieron el conflicto ocultos en profundos refugios nucleares. Precisamente, en uno de ellos empieza nuestra aventura. Una avería en el sistema de agua potable nos obliga a salir al exterior, después de muchos años de paciente encierro.
Fallout 2 arranca un par de generaciones después. Se nos dice que el héroe que protagonizó la primera parte fundó su propia aldea. Sin embargo, la radiación ha ido mellando la salud de sus habitantes, hasta el punto de amenazar su supervivencia. Nosotros, descendiente de aquel héroe, somos elegidos para encontrar un artefacto conocido como G.E.C.K para salvar a nuestra gente.
El planteamiento de Fallout es muy similar al de Baldur’s, al menos superficialmente. Tenemos unos detallados gráficos en 2D, una perspectiva isométrica, y una serie de ciudades o localizaciones unidas por un gran mapa general. Sin embargo, tanto por su argumento como por su sistema de juego, las semejanzas entre una saga y otra terminan ahí.
El sistema de creación de personajes de Fallout, hay que decirlo, es uno de los más completos y satisfactorios que existen en el género. Por ejemplo, las características no se generan de manera aleatoria. Se nos da una serie de puntos, que tendremos que repartir. Eso nos permite configurar al personaje de acuerdo a nuestras preferencias. Como tampoco existen profesiones predeterminadas, también podemos configurar las habilidades a nuestro gusto. A todo ello se suma una lista de rasgos especiales para personalizar aún más a nuestro protagonista. Estos rasgos ofrecen ventajas e inconvenientes, a partes iguales: por ejemplo podemos elegir ser muy corpulento, algo que favorece a nuestra resistencia física pero merma nuestra agilidad. En definitiva, este sistema de creación asegura que cada personaje sea único.
Los combates son por turnos. Disponemos de una serie de Puntos de Acción, que se consumen al moverse o atacar. Cuando se agotan, nuestro turno termina y se lo cedemos al adversario. Si tenemos la pericia suficiente y a cambio de una penalización en la probabilidad de éxito, podemos localizar el daño en un ataque, es decir, elegir a qué zona del cuerpo queremos dar. Por ejemplo, un ataque a los ojos puede incapacitar al enemigo.
En Fallout, podremos movernos de una ciudad a otra a nuestro antojo, resolviendo las misiones que nos ofrezcan. El argumento de ambos capítulos tiene la virtud de ser bastante complejo e interesante y destacan, sobre todo, las ingeniosas líneas de diálogo, tanto de nuestro protagonista como el de los personajes secundarios, que a veces otorgan un punto de humor.
¿Defectos? Si bien Fallout se tradujo al castellano, del Fallout 2 sólo se editaron versiones en inglés, francés y alemán. Una auténtica lástima para todo aquel que no domine esos idiomas, ya que el segundo capítulo es el más largo e interesante de los dos.
La saga Fallout son juegos excelentes resultan no sólo aconsejables, sino imprescindibles. El único punto negativo es que carecen de modo multijugador.