Con las exhibiciones gráficas fuera de los posibles reclamos para la nueva generación, muchas son las dudas que se ciernen sobre qué debe aportar esa sucesión, su momento idóneo y los verdaderos alicientes. Que si un mayor potencial para la IA, que si nuevas formas de juego...
No es de extrañar que ante este dilema, muchas apuestas se hayan dirigido por temas colaterales: la forma de distribuir los videojuegos (se llegó a especular con la total supresión del soporte a favor de las descargas digitales), la lucha contra la piratería y mercado de segunda mano con sistemas que controlen las copias... y ahora la forma de venta -financiada- de una consola.
El planteamiento que desgrana el conocido analista Michael Pachter, se centra en las prestaciones multimedia de consolas como Xbox y las posibilidades para integrar servicios ajenos a cambio de jugosos incentivos. Es decir, con su enfoque, el consumidor interesado en adquirir una Xbox 720 lo haría a un precio considerablemente menor incluso al de Xbox 360, gracias a la financiación que las compañías de TV de pago realizarían, y que permitirían ganar un abonado gracias al incentivo de los videojuegos.
Semejante planteamiento, lejos de resultar descabellado, entroncaría con el que permitió que la alianza Playstation 2 y soporte DVD fuera enormemente beneficioso para ambos en términos de difusión (jugada que Sony trató de repetir con Playstation 3 y un soporte propio, el blu ray, con más penas que glorias).
"Hay 85 millones de casas en EEUU con cable o TV de satélite, si Microsoft puede venderles a la mitad una Xbox 720 y hacerse con 5 dólares mensuales de Xbox Live Gold, estamos hablando de unos beneficios enormes", concluye Pachter.