Los problemas de verdad llegan cuando el fatigado aventurero abandona la tumba explorada y descubre que las misiones que lo separan de la siguiente mazmorra son insulsas, aburridas y repetitivas. Estos encargos podrían dividirse básicamente en tres categorías: recolectar una cantidad determinada de objetos, persuadir al personal mediante las interacciones sociales o bien visitar lugares emblemáticos de la zona. Estas tareas no son opcionales y sólo pueden llevarse a cabo de una en una, de modo que las mazmorras acaban convirtiéndose en pequeños destellos de originalidad inmersas en un soponcio espeso y viscoso.
Para confeccionar el presente análisis se ha utilizado la versión más reciente de la expansión, con la última actualización instalada... y pese a ello los errores se suceden uno tras otro en un giro diabólico de la expresión circense "más difícil todavía". Uno de los casos más sonados -y seguramente el que más notoriedad ha ganado en la comunidad online- es la desaparición súbita de un objeto clave para completar una misión. De momento, EA no ha ofrecido una solución oficial al respecto, así que utilizar los trucos es la única forma de recuperarlo. Reinicios de tareas, lugares que no quedan debidamente señalizados... ¿acaso los probadores del juego estaban de vacaciones?
La primera expansión de una entrega de Los Sims suele incluir un nuevo personaje jugable, y Trotamundos no es una excepción. En lugar de decantarse por el zombi -un clásico de la franquicia-, el título ha decidido invocar a otra criatura del panteón de los no-muertos: la momia. Los exploradores que se topen con estos monstruos y no logren escapar a tiempo de sus garras caerán bajo del influjo de una maldición que los convertirá paulatinamente en vendajes andantes... a no ser que hagan algo para evitarlo. No obstante, aquellos que fracasen en su intento por deshacerse del embrujo descubrirán que no todo son desventajas, pues la lentitud de una momia siempre se verá contrarrestada por su asombrosa fortaleza física.
Finalmente, el juego ofrece toda clase de divertimentos alternativos. En cada región pulula un mercader especial que intercambiará objetos exclusivos a cambio de las monedas antiguas que se hayan desperdigadas por las mazmorras. Asimismo, los aficionados a la arqueología podrán adornar sus hogares con galerías formadas por autenticas piezas de coleccionista. Por desgracia, todo el contenido opcional se reduce a completar eternos listados de ítems, y en muchas ocasiones la recompensa final no compensa todo el esfuerzo invertido.
Los Sims 3: Trotamundos no es ni una aventura ni una ruta programada, y esta ambigüedad conceptual perjudica seriamente al resultado final. Las mazmorras son una orgía exploratoria deliciosa, pero el resto de misiones son meros encargos lineales que provocan gatillazos anímicos. Al principio, los retos opcionales incitan a barrer cada rincón para encontrar todos los objetos, mas la búsqueda acaba convirtiéndose en una oda indirecta a la cleptomanía. Un planteamiento más definido y pulido hubiese ofrecido una vacaciones de ensueño... por desgracia, los jugadores deberán conformarse con el equivalente virtual de irse de veraneo al pueblo: la fiesta mayor fue muy divertida, cierto, pero el resto de la estancia pasará al olvido.