En Pax Romana podremos encontrar estrategia en estado puro. Controlamos a políticos, generales, poderosos artistócratas y a toda clase de personajes -algunos de ellos históricos- con capacidad de decisión sobre el destino de lo que iba a ser un gran imperio.
Iniciamos el juego eligiendo el momento histórico de la República Romana (desde el 275 al 43 antes de Cristo) en que queremos integrarnos en la vida de Roma, para lo que será útil tener unos mínimos conocimientos de historia. Este es uno de los motivos por los que la introducción al juego resulta en cierto modo complicada, ya que para desarrollar nuestro potencial como estrategas deberemos rebuscar en nuestra memoria hasta encontrar los recuerdos sobre romanos de nuestra época de instituto. Porque al menos deberían sonarnos las guerras púnicas contra los cartagineses, o las campañas de expansión hacia la Galia o Hispania. De otro modo nos podríamos encontrar perdidos en cuestiones cronológicas.
Igualmente deberemos refrescar las funciones de los distintos cargos que podemos ostentar ya que difícilmente recordaremos las atribuciones de los senadores, censores, pretores y otros muchos personajes aquí presentes.
Por tanto, para iniciar una partida con garantías, no es que haya que desempolvar viejos libros y volver al estudio, pero vendrá bien tener una idea de los principales acontecimientos históricos y cargos políticos y militares.
Esta necesidad puede alejar a los entusiastas de las pocas complicaciones intelectuales. Empezar una partida a Pax Romana no es precisamente cuestión de minutos y sus desarrolladores lo saben como demuestran compensando las trabas con un completo manual de instrucciones y numerosos tutoriales. En ellos nos adoctrinan sobre las herramientas a nuestra disposición, su uso y las mejores formas de optimizar sus posibilidades.
Además ofrece dos modalidades, una estratégica que se centra básicamente en el buen planteamiento de tácticas militares que nos aseguren la anexión de nuevos territorios (mediante victoriosas campañas militares), y otra política que se basa en nuestra habilidad para controlar a los senadores y generales que nos permitan conseguir el mayor poder financiero y militar posible.
Cualquiera de las dos vías nos lleva al inmenso plano de las 400 provincias y regiones romanas que aspiraremos a anexionar, y en el que podemos aplicar cinco niveles de zoom para aproximarnos o alejarnos de la acción.
El objetivo será convertirnos en líder de alguna de las seis facciones dominantes en el senado, y una vez integrados en los órganos de gobierno utilizar los recursos a nuestro alcance para progresar ya sea en la anexión de nuevos territorios (en la versión estratégica) o bien para conseguir mayor influencia política y financiera (en la versión política). Todo ello lo conseguiremos a través de unos amplios menús con todas las opciones imaginables para el manejo de nuestro personaje y su facción.