No todo iba a ser bueno en el crecimiento del videojuego como sector. No toda la llamada despectivamente "casualización", con especial protagonismo de la consola que nos ocupa -Wii-, iban a ser ventajas como forma de hacer crecer al mercado.
Si alguien entendía que con más público no especializado el videojuego iba a producir más productos para más géneros, ahora sabemos que no estaba en lo cierto. Que las cosas pintan algo peor.
Recientemente publicábamos como Take 2 replanteaba su estrategia y estaba estudiando cerrar o limitar su división de videojuegos deportivos (donde apenas la serie de baloncesto 2K es rentable). Y subrayábamos como la noticia no era una simple anécdota: estábamos hablando de los creadores del todopoderoso Grand Theft Auto, una compañía acostumbrada a vender a lo grande y hacerse con titulares y elogios de la crítica. La respuesta de la compañía, era incluso más descorazonadora: limitarse a los productos AAA (las superproducciones, de indudable rentabilidad).
También hablamos de cómo Muramassa llegó -dicen- con retraso a nuestro país y apenas algunos usuarios llegaron a hacerse con él. Ni la prensa tuvo copias para hablar de un juego que se había ganado la atención de los medios y había recibido en medio mundo elogios unánimes. Incomprensible. En apariencia.
Pero el fenómeno, lejos de detenerse, tiene una nueva estación con parada en Wii. Y tiene su propio peso simbólico: la consola logró hacerse como decimos con un público masivo más por aciertos de marketing que iban desde el nombre hasta el aspecto, que por su catálogo. Con muchos compradores limitados al Wii Sports, que usaron escasamente como curiosidad (para después probar si les ponía en forma el Wii Fit), el catálogo de la consola recibía constantes críticas e incluso burlas por lo exótico y ridículo de muchas de sus propuestas (más similares a productos de teletienda nocturno que al catálogo de la consola más vendida).
Aún así, quedaban motivos de consuelo. Solían citarse algunos nombres como representantes del videojuego maduro que todavía tenían cabida. Y ahí los de Sega eran referencia constante. Madworld por ejemplo. Y ahí llega Sega, y dice que abandona.
Constantine Hantzopoulos, director de la compañía, declara al respecto que "probablemente no hagamos más títulos maduros para Wii". Según él, la prueba de fuego la han tenido con Dead Space Extraction, que viniendo de EA, con una franquicia poderosa y una potente campaña de marketing, debía haber cosechado importantes ventas. Y en su lugar, ha logrado la ridícula cifra de 9000 copias en EEUU. Un buen motivo para desertar.