Todavía sin haber recibido la última variante de la actual Nintendo DS (la versión XL, que llegará a nuestro país en marzo si bien ya está a la venta en Japón), la gran N ha roto su trayectoria de desmentidos y negativas para hablar con claridad de su sucesión. Una sucesión que está en camino por más que aún quede un largo trecho por recorrer.
Curiosamente, las declaraciones coinciden con el balance en ventas apabullante de la portátil: esta semana la compañía sacaba pecho difundiendo que la consola es la más vendida en Europa, con 40 millones logrados en menos de 5 años. Para buscar una cifra de similar calado, nos recordaba, no hay que irse muy lejos: a la propia Wii, que ha alcanzado con rapidez única la cifra de 20 millones en el viejo continente (tan solo 3 años).
Quizá, con semejante balance y preveiendo que lo que quede por ingresar con revisiones como la mencionada XL será únicamente la guinda del pastel, Satoru Iwata ha optado por entrar en cómo será la sucesión. Y ahí ha destacado dos apartados: la incorporación del motion control que popularizaron en Wii y que ahora es imitado por la competencia, y un salto cualtitativo en lo técnico que llevará a gráficos más avanzados (algo que la consola pide a gritos, si bien su actual potencial no ha sido obstáculo para tener juegos de primera línea).
Lo que Iwata ha omitido es concretar plazos y sí recordar que todavía le queda camino por delante a DS. Pero estas declaraciones contra el secretismo habitual parecen indicar que en alguna feria próxima empezarán a saberse detalles más concretos, momento en que DS pasará definitivamente a un segundo plano habiendo logrado el reto, antes impensable, de poner su marca por encima de la de Gameboy. Si su sucesora hará uso de un nombre parecido o no (hace poco se difundió cómo Nintendo ha renovado la marca Zii y otras variantes) es solo una incógnita más en la sucesión.