Quitando notables excepciones como Halo Wars, Civilization Revolution o Command & Conquer resulta dificil que las compañías apuesten por este género en consolas, si bien ya desde los tiempo de PSX se trató de abrir el mercado gracias a juegos como Populous o las primeras entregas de C&C o Red Alert.
Haemimont Games es el tercer grupo de desarrollo a cargo de la saga, tras la primera parte creada por (Pop Top Software) a la que siguieron dos expansiones debido al éxito del mismo. Trópico 2, a cargo de Frog City, supuso un giro radical al ofrecer al jugador la posibilidad de crear un imperio pirata, abandonando la ambientación y las características de una primera entrega que se han visto reivindicadas y potenciadas en la tercera parte.
En Trópico 3 nos espera un juego de estrategia en tiempo real, muy alejado de otros lanzamientos anteriores para consola como Command&Conquer o Halo Wars y mucho más cerca de títulos pertenecientes a la saga Sim City, estrategia de simulación de la vida civil, con la diferencia de que en esta ocasión nos pondremos en la piel de un dictador, con la libertad que esto conlleva a la hora de tomar decisiones. La primera de ellas tiene que ver con la personalidad que puede tener, mujeriego, borrachuzo, corrupto, etc… cualidades todas ellas que vienen a reforzar el humor con que sus creadores han rodeado todas las situaciones de Trópic o3.
El objetivo en el juego será el de transformar un país tropical (una isla) en un lugar preferente, mejorando la situación de sus ciudadanos y su posición en la esfera internacional. Para lograrlo encarnaremos la figura del presidente / dictador, escogiendo entre la opción de crear un líder desconocido o utilizar a personajes mundialmente conocidos como Fidel Castro o Augusto Pinochet. Cada uno mostrará sus inclinaciones políticas hacia uno y otro lado, pero de nosotros dependerá totalmente la clase de país que queremos ayudar a construir, por lo tanto si queremos dirigirnos hasta el capitalismo más salvaje utilizando a Fidel Castro. Un dato curioso es la posibilidad de desplazarnos por la isla controlando directamente a nuestro presidente, si bien su utilidad es algo limitada, acelerando las construcciones a las que nos acercamos, además de dar discursos presidenciales.
Gran parte de la gestión nos recordará inevitablemente a una primera parte que Haemimont Games ha tomado como referencia en detrimento de su segunda entrega. Las posibilidades de gestión y construcción pueden abrumar a los más novatos, ya que no solo tendremos que construir edificios de equipamiento, vivienda o servicios, sino también fijar los precios y tratar de mantener contentas a las diversas facciones de la isla, cada una con sus propias reivindicaciones. Mantener el equilibrio es una de las cosas más difíciles y divertidas de conseguir, pero lo cierto es que resultará imposible hacerlo al 100x100 debido a lo diferente de los intereses de cada grupo (comunistas, capitalistas, etc…) además de tratar de mantener unas relaciones internacionales en una época bastante complicada de la historia, situada entre los años 70 y 80.
Quizá uno de los mejores aciertos haya sido lograr integrar un interface para el usuario que resulte accesible y ameno, a pesar del alto número de opciones y decisiones que deberemos tomar, lo que conlleva un inevitable acceso a los diversos menús integrados para ello. En el plano técnico destaca el alto nivel de detalle alcanzado así como algunas texturas. Un trabajo notable que podemos apreciar desde diversas perspectivas, si bien la más bonita y cercana viene siendo la menos útil y práctica a la hora de tomar decisiones.
Lo principal para triunfar es realizar una buena comunicación para nuestras industrias, así que una vez construidas granjas para la alimentación, cultivos, carne, etc. bastará con asegurarse un buen sistema de transporte para que todo vaya como la seda. Si tenemos éxito en este apartado habremos conseguido una buena parte del éxito. Obviamente habrá que cuidar otros apartados, como no situar las industrias cerca de las zonas de turismo, cuidar la seguridad, atender las exigencias de los ciudadanos, etc. Lo mejor que se puede decir de Trópico3 es que no nos hace controlar pequeños detalles que lo harían engorroso, por lo que nos permite disfrutar con un sistema equilibrado y muy adictivo, por lo que resulta difícil tratar de jugar solo “unos minutos” sin acabar liado varias horas.