No solo es una obsesión de Nintendo a propósito de Wii U: cualquier consola necesita el apoyo de terceras desarrolladoras y sus marcas más atractivas para ayudar en sus ventas, más en una época en que determinadas franquicias constituyen la esencia del mercado del videojuego. Que en Nintendo pongan tanto énfasis en que con Wii U no se repetirá la situación de Wii, es solo una muestra de que son conscientes de lo que puede significar a la hora de tener una potente comunidad de usuarios, por más que en la casa de Mario puedan confiar en éste y otros de sus potentes personajes para seguir convocando a los fieles.
Ahora bien, lo de Sony con sus portátiles es otro cantar. PSP tuvo un fuerte apoyo inicial que flaqueó a propósito de una máquina con serios problemas con la piratería. Pese a ello, visto globalmente, contó con un catálogo más que tentador. Tras ella, Playstation Vita, dispuesta a combatir a Nintendo y al mercado de móviles y tablets, ha tratado de contar con una oferta similar a la de Playstation 3 adaptada a sus circuitos, pero no está saliendo como esperaban.
"Estamos teniendo más dificultades de las que anticipamos a la hora de lograr el soporte de terceros editores, en cualquier caso es nuestro trabajo", sentencia Shuhei Yoshida. A los 8 meses del lanzamiento de la consola, de hecho han tenido que recortar las previsiones de ventas de los 16 a los 12 millones (que, bien visto y atendiendo al momento de recesión actual y coste de la portátil, no es una cifra despreciable).
A pesar de que en Sony explican que seguirán trabajando para lograr títulos de peso, sí sacan pecho en cómo han logrado convocar a estudios independientes con juegos como Queasy Games' Sound Shapes y Nifflas' Knytt Underground. Como con ellos únicamente harán más bien poco, cabe esperar que en breve lleguen más confirmaciones de renombre.