Traveller´s Tales ha encontrado su Santo Grial con los videojuegos inspirados en las piezas Lego. En esta ocasión, el famoso arqueólogo de ficción vuelve a desempolvar la chaqueta de cuero y a chasquear el látigo para embarcarse en una secuela construida con bloques que aúna los mejores momentos de la trilogía original junto a su última aventura -El reino de la calavera de cristal. La mecánica de las anteriores entregas reaparece acicalada con una serie de novedades que intentan ocultar su vejez avanzada... por desgracia, lo que empezó siendo una originalidad ha acabado convertida en una auténtica reliquia de museo.
En lugar de optar por un in media res típico de la saga cinematográfica, el título empieza en el Hangar 51, donde el jugador podrá saltar de "película" a "película" siempre que guste, totalmente liberado de las cadenas de la narrativa. Eso sí: los diferentes mundos se van desbloqueando según se van completando ciertos requisitos de los anteriores. Asimismo, los secretos y extras de cada aventura quedan reservados a la misma; los personajes y vehículos de En busca del arca perdida no sirven para La última cruzada. Como la trilogía clásica ya tuvo su merecido homenaje paródico en el primer Lego Indiana Jones, sus entregas sólo tienen un mundo mientras que el cuarto film goza de tres amplias partes.
Los mundos de los Lego anteriores eran descarados pasillos que daban acceso a los niveles; ahora estas aéreas centrales son tan amplias que Indy necesitará algo más que un mapa repleto de "X" para guiarse por ellas. Todos los secretos se encuentran escondidos en estos lugares, eliminando radicalmente la exploración opcional en las fases normales. Personajes, vehículos, trucos, zonas de bonificación... Pese a que el título está orientado a una audiencia juvenil, los extras se desbloquean apoquinando piezas... ¡qué mensaje descaradamente consumista!
Los niveles se centran más en el binomio construcción/destrucción -inherente en la franquicia Lego- y en los puzles, lógicos pero nunca aburridos. Uno de los problemas eternos de estos juegos era la imposibilidad de dar pistas claras debido a la mudez de sus personajes; para la actual ocasión, Traveller´s Tales ha exprimido al máximo los mensajes visuales para evitar las resoluciones obscuras de los títulos precedentes. No obstante, esto no significa que resolver los acertijos sea un camino de rosas: de tanto en cuando surgirá alguna serpiente que requiere de inventiva para ser domada. Esto ocurre especialmente con los jefes finales, ya que muchos de ellos se alejan de la típica mecánica de los puntos débiles bochornosamente visibles -sólo faltan unas letras de neón que digan "¡eh, golpead aquí en tres ocasiones!".
Si el juego se centrase únicamente en estos niveles, la travesía arqueológica sería toda una delicia. Por desgracia, los mundos están repletos de secuencias de combate y/o de conducción cuya función evidente es la de alargar artificialmente la duración. La cantidad de momentos de relleno es tan grande que es inevitable pensar que la ingente cuantía de títulos sobre Lego impide que la desarrolladora pueda invertir el tiempo suficiente en cada uno de ellos para ofrecer un producto sin molestos tropezones. La idea no está muriendo de éxito, pero quizás está sufriendo un envenenamiento lento.
Por suerte, el reciclaje de mecánicas se ve equilibrado con un editor de niveles simple pero efectivo. El jugador puede enviar el canon de la saga a tomar viento y combinar elementos de las diferentes películas como si de piezas de Lego se tratasen. El resultado final nunca estará a la altura de LittleBigPlanet, obviamente, pero mientras su desenlace no esté cargado de ñoñería insulsa o de resurrecciones gratuitas, superará a las producciones del mismísimo Steven Spielberg.