Los canadienses de Bioware han creado sagas de culto como Baldur’s Gate, la primera parte de “Star Wars: Caballeros de la antigua república”, maravillas como “Jade Empire” o uno de los mejores juegos (para muchos el mejor) lanzados durante 2009 “Dragon Age Origins”. Este lanzamiento, considerado por muchos como el sucesor espiritual de Baldur’s Gate II, ha servido para que muchos usuarios de consola prueben el sabor clásico de un tipo de rol más habitual en el mundo del PC, a la vez que se reconciliaba con esos veteranos que reclamaban una vuelta a los orígenes de la compañía.
La creación y el posterior lanzamiento de Mass Effect para Xbox360 supuso un nuevo hito para los seguidores de Bioware y los juegos de rol occidental en general, abrumados ante la realización de una de las mejores obras de la compañía. Mass Effect nos ofrecía una temática adulta, un argumento absorbente y sobre todo un universo rico y creíble como pocas veces se ha visto en un juego de rol. Todas estas cualidades nos hicieron sentir el peso de la responsabilidad sobre nuestros hombros, como si realmente tuviéramos el destino de la galaxia en nuestras manos. Otro aspecto que llevó a este juego hasta la cima fue incluir una acertada mezcla entre rol y shooter, lo que causó el que aficionados de ambos géneros quedaran satisfechos con la propuesta.
Mass Effect 2 llega para continuar la interesante historia del comandante Shepard y de paso mejorar todos los pequeños defectos que se le pueden achacar a su antecesor. Si eres nuevo en el universo de Mass Effect, te recomendamos encarecidamente jugar a la primera entrega, comprendiendo de forma inmediata porqué debes probar la segunda parte. De hecho una de las propuestas más interesantes que ha tenido en cuenta Bioware, ha sido la de dar al usuario la posibilidad de continuar la historia con el personaje creado en el primer Mass Effect, importándolo de una partida previa en la que hayamos finalizado por completo la aventura. Los acontecimientos tendrán lugar dos años después del original, tras impedir la invasión de los segadores por el comandante (o la comandante) Shepard.
Tras un explosivo y trepidante inicio y en un giro de los acontecimientos que no vamos a desvelar aquí, pronto descubriremos una nueva amenaza a la que debemos enfrentarnos junto a unos aliados totalmente inesperados. Estos primeros pasos nos servirán para volver a familiarizarnos con el control mientras intentamos sobrevivir a un intenso pero siempre útil tutorial. Después, continuando la brillante estela de su antecesor, Mass Effect 2 nos propone una intensa aventura de rol y acción con una historia épica y emocionante. Al igual que sucedía en su primera parte y prácticamente en todos los títulos de Bioware, la forma en que se desarrolla la historia y nuestra relación con el resto de personajes nos hará tomar importantes decisiones morales que afectarán de forma importante a los acontecimientos, o al destino y supervivencia de algunos miembros de la tripulación, algo que ya conocerán los veteranos de la primera entrega.
Nuestras primeras impresiones ya nos permiten atisbar la enorme calidad que atesoran los datos contenidos en estos dos dvd, resultando muy sencillo darse cuenta de que podemos encontramos ante algo muy grande. Gráficamente, salta a la vista como se han subsanado esos pequeños errores en la carga tardía de texturas, pero sobre todo impresionará el modelado y la humanidad que desprenden cada uno de los personajes, incluso aunque muy pocos sean humanos.
El diseño artístico volverá a ser una de sus mejores bazas, pero es la veracidad que rodea al universo creado o la fuerza y personalidad de sus protagonistas los que no solo absorben toda nuestra atención, sino que nos impedirán dejar de jugar sin antes lamentarnos por ello. A falta de profundizar de forma seria en su jugabilidad, las horas transcurridas nos indican que podemos estar ante uno de los mejores juegos del año, pero sobre todo, ante una de las mejores obras en la historia de Bioware junto al primer “Caballeros de la Antigua República” o “Baldur’s Gate II”, grandes títulos ante los que resulta muy difícil estar a la altura.