Volviendo a lo técnico, es posible interactuar con elementos del escenario, pero cuestiones de más importancia se quedan atrás. Así, que podamos freír a balazos a una paloma es un detalle simpático, pero que nuestro acompañante en un momento extraño en el fragor de la batalla, acabe enganchado con una puerta mientras sus piernas andan al borde de esta, resulta deprimente a la vista del estado de la técnica en estos días.
A los enemigos los veremos en ocasiones rendirse mientras reciben una dura carga de plomo. Con insistencia acabarán por sucumbir a la lógica del tiroteo entregando su vida, pero no será raro que disparos a bocajarro se intuyan extremadamente inútiles –o cuanto menos lentos- para permitirnos seguir con un mínimo de coherencia.
Si bien la banda sonora en algún momento se permite el lujo de acudir a alguno de los temas de la película –un detalle- lo demás se limitará en parte a los fx obvios en toda la pirotecnia del disparo. Eso junto a las explosiones que podemos ocasionar, fruto de la mencionada capacidad de interactuar con el escenario. Pero si todo esto habría sido admisible hace ya unos años, envasado en la primera PSX donde podríamos haber incluso disfrutado de su acción rápida y atropellada, pasando por alto los lugares desde los que se supone que debemos situarnos para atacar con sigilo, aquí hay algo que huele a rancio, a venta rápida, a licencia bochornosa y a abuso de nombre. Unas partidas rápidas serán algo agradecido, pero el conjunto no está a la altura. Mal traslado para los malos chicos.