6 millones de dólares se ha anotado hasta la fecha la start-up de Green Throttle. Su ambicioso proyecto, se une a otros de la talla de On-Live y Ouya, innovadores a la hora de lanzarse a materializar el futuro del videojuego.
Así, si la apuesta de On-Live era la de unir videojuego y streaming de tal forma que conectando el terminal a cualquier pantalla tuviéramos un amplio catálogo para jugar a través de la red, si con Ouya buscaban sacar partido a Android y llevar sus prestaciones a una consola doméstica, en Green Throttle se han sacado una idea nueva de la manga: que la consola sea algo que el jugador lleva siempre en el bolsillo, como es su teléfono móvil. Solo que en lugar de jugar en su pequeña pantalla, pueda hacerlo conectado a un televisor.
La idea, está concebida como proyecto a largo plazo: se entiende que probablemente llegue a hacerse efectiva con futuros móviles. Con apenas un mando y un adaptador especial para televisión, el móvil (y los tablet, que de hecho también forman parte de sus planes) y su catálogo acomodado a través de una aplicación adaptada, serán fácilmente jugables. Queda por ver si pueden sostener la inversión hasta que llegue el momento de rentabilizarlo...