El esquema "Big Daddy - asedio de Splicers - Big Sister" tarda demasiado en consolidarse, y las primeras horas de juego son tan parecidas al original que producen la falsa sensación de estar ante un más de lo mismo: cuando Delta adquiere la habilidad de lanzar rayos, su estreno consiste en abrir una puerta y electrocutar a unos enemigos que están pululando en un charco; se repite la emboscada fingida de la que el protagonista se libra más por suerte que por convicción; incluso una secuencia en ascensor viene acompañada por una exposición trágica de los acontecimientos...
Pero hay elementos que apuntan hacia una visita más violenta que la anterior, germinando la duda de si la brutalidad de las acciones del protagonista viene realmente incentivada por su naturaleza o quizás es fruto de la mente oscura de Lamb. Por ejemplo, en BioShock la revelación de Rapture venía precedida por una versión instrumental de Beyond the Sea, seguía con una presentación convincente del propio Ryan y acababa con una bella pero aterradora visión de la ciudad. Ahora, el nuevo protagonista es torturado por una Big Sister y lanzado hacia el fondo marino donde podrá contemplar lo que queda de Rapture mientras un escualo acaba con la vida de su víctima de un solo mordisco. BioShock 2 planea sacar lo peor del jugador mostrándole pequeños adelantos de lo que está a punto de sucederle.
En efecto, el trío de enfrentamientos pasa a ser un estímulo para Delta, una obsesión por proteger a sus niñas a toda costa. Quien se atreva a tocarlas deberá lidiar con un taladro en su barriga, y tanto el resto de padrazos como las hermanas mayores se convierten en competidores que no tienen ningún derecho en relegar su influencia sobre las pequeñas. La segunda entrega no escapa de los convencionalismos de los que su predecesora hizo mofa y befa en aquella mítica escena, y la travesía por Rapture podría sintetizarse en realizar favores a terceros y seguir una ruta más o menos lineal con algunos derroteros opcionales. Ahora bien, 2K Marin ha conseguido que el jugador sufra una metamorfosis y sienta lo que significa ser un Big Daddy mientras descubre hasta dónde puede llegar por proteger a alguien. Una mariposa ha logrado posarse sobre la Gran Cadena de Andrew Ryan.
Mientras la aventura de Delta prefiere no caer en la nostalgia para ganarse a su público, el multijugador hace todo lo contrario. Éste se sitúa durante la guerra civil de Ryan contra Fontaine y pone al jugador en el papel de un Splicer que está probando nuevos plásmidos y habilidades. Comparadas con las revelaciones que se producen durante el modo principal, la apuesta inusualmente narrativa de estos enfrentamientos online queda un tanto vacía e insustancial, pero siempre habrá alguien interesado en participar directamente en la caída de Rapture.
Los diferentes modos son en realidad clásicos con ligeros toques "rapturenses"; por ejemplo, "Capturar la Little Sister" reemplaza banderas por niñitas asustadas ante el panorama bélico. Asimismo, los jugadores pueden investigar a sus rivales caídos para producirles más daño en el próximo encuentro o manipular las torretas para contar con una defensa improvisada. Tanto las muertes como estas acciones se traducen en puntos que harán subir de nivel a los cobayas, accediendo así a más armas, plásmidos y retazos argumentales.
Pese a los estragos producidos por el inexorable paso del tiempo, la ciudad es más bella y siniestra que nunca. La fauna marina se ha instaurado en la mayor parte de los edificios para recordar a sus habitantes que la destrucción de Rapture es algo más que una hipótesis dispuesta a ser considerada. Los escenarios tienen un carga más estética que la primera entrega, y hereda su narración implícita que incita a los jugadores a pararse a investigar para descubrir las pequeñas historias que quedan ensombrecidas por la trama principal. Quizás lo único realmente negativo en el apartado gráfico son los tiempos de carga, más largos de lo normal incluso con la instalación opcional completada.