Si la microeconomía no era lo que buscaba el jugador con Venetica, éste siempre puede centrarse en el combate, un aspecto muy simplificado si se comparan con los títulos de Bioware o Bethesda. La ironía realiza un oportuno cameo, ya que pese a la sencillez de sus controles, los tutoriales andantes encargados de explicarlos no cumplen debidamente su cometido; en otras ocasiones, el usuario habrá dominado a la perfección una secuencia de combos que inesperadamente son detallados pormenorizadamente a mitad de la aventura, como si la desarrolladora no hubiese tenido en cuenta la curiosidad de su público potencial.
Pese a estas auto-zancadillas, el sistema de combate es entretenido e intuitivo. Básicamente, Scarlett dispone de cuatro tipos de armas, cada una con características propias idóneas para un tipo concreto de enemigos o para determinados puzles arquitectónicos: el martillo pesado abrirá puertas desbloqueadas, la espada mágica descuartizará muertos vivientes... Asimismo, la propia protagonista fortalecerá sus características al subir de nivel y podrá repartir los puntos adquiridos entre sus múltiples habilidades; lástima que tres cuartas partes de éstas tengan un uso cuanto menos cuestionable.
La hija de la Muerte no sólo evolucionará físicamente, sino que también lo hará en un sentido más moralista. En determinadas misiones y secuencias, el jugador deberá escoger entre una serie de opciones que olvidaron avisar a la Sra. Ambigüedad para que se uniera a la fiesta. O blanco o negro, no existe termino miedo; o el usuario rescata al gatito del árbol y le busca un hogar digno de un rey o lo viola delante de una guardería. Lejos de afectar el transcurso de la aventura, estas elecciones irán cambiando las motivaciones de la protagonista, una variable prometedora que se queda en ligera variación durante las escenas finales.
El apartado visual no es la panacea gráfica, pero el encanto artístico no se lo quita nadie. El ciclo día/noche veneciano maquilla constantemente a la ciudad con diferentes tonalidades lumínicas, desde el esperanzador brillo del alba hasta la amenazante oscuridad crepuscular. En cuanto a los personajes, es demasiado evidente que la desarrolladora invirtió toda su atención en su protagonista, marginando al resto de habitantes; en este sentido es una auténtica pena que se haya desperdiciado la oportunidad de crear enemigos dignos de recordar, mas ni siquiera los jefes finales permanecerán en la mente del jugador a los cinco minutos de haberlos vencido.
Si bien es cierto que se agradece su doblaje al español, dicha localización sigue una moda ponzoñosa que debería erradicarse de raíz antes de que se adentre en otros trigales. Y es que por muchos actores de voz experimentados que se contraten -la mayoría se encargan de conocidas series estadounidenses, si no existe una buena dirección que sepa dar las instrucciones adecuadas, el resultado se encuentra exento de alma ya que da la sensación de que el personal se ha limitado a leer el guión. Asimismo, un poco de coherencia no estaría de más: por mucho que se cuide una anciana, no puede hablar como si en su interior se escondiese una muchacha.
Venetica es un juego de rol agradable, pero su falta de ambición lo condena a ser un mero pasatiempos para los fans del género. Su premisa narrativa podría haber dado mucho más de sí, las misiones secundarias son repetitivas, el combate es demasiado sencillo... errores que se van acumulando y que impiden una vez más que Deck13 se convierta en una desarrolladora a tener en cuenta. Al menos, a los que les interesa las tramas relacionadas con la Muerte y familia siempre les queda Terry Pratchett y su Mundodisco.