Cuestión de caprichosas tendencias, de no beneficiarse de los designios de los tipos que señalan con más repercusión que el resto o de no haberse plegado a modernas formas de hacer las cosas. Uno recuerda estos días, a propósito del huracán de la tercera parte de God Of War, como se referían a él los modernitos cuando debutó, concediéndole graciosamente tan sólo aquello de “un buen arcade”, como si el arcade no hubiera sido todo en el videojuego, como si fuera algo secundario respecto a las repetitivas carreras en moto-coche-nave o burra, o las cansinas perspectivas subjetivas.
Ah, la moda. Cualquier forma de creación la ha padecido. Desde famosos pintores que murieron sin nadie que reconociera su genialidad, dejándoles una inasequible eternidad de alabanzas, a músicos que un día fueron cubiertos de halagos para otro, haciendo lo mismo o incluso mejor, ser desterrados porque el reconocimiento había pasado a un grupo de efebos desaliñados con serios problemas para mantener sus pantalones en la cintura.
Pero lo del videojuego con Contra, Gryzor como lo conocimos por aquí, es de lo que tiene delito. Sus héroes fornidos e impertérritos siguieron sin merecerlo un rumbo marcado por el de aquellos actores a los que sus portadas parecían emular, el rumbo de la degradación de las Action Movie que fue más inmerecido en videojuego.
Quien vivió la década de los 80 y babeó frente a unas máquinas recreativas de aquel Gryzor que, poco tiempo después, llegó ya como Super Contra con un modo dos jugadores de aplauso, quien se arrastró para adquirir su primera adaptación a 8 bits y creyó que el videojuego había logrado el cénit cuando los Aliens Rebeldes llegaron a la Super Nintendo, no puede olvidar su nombre. Y no pudo sino indignarse porque Konami fuera olvidando su saga primero para, después, ver cómo tras la posición secundaria en Playstation, la digna recuperación en Playstation 2 se ganó un desprecio que se desbordó abortando la llegada a Nintendo DS en nuestro país (cuando en UK se deshicieron en elogios hacia él).
¿El culpable y verdugo real? Con toda probabilidad DOOM y su escuela, que estos días ve cómo títulos de “acciones” bélicas nos devuelven cien veces al mismo sitio a hacer lo mismo mientras nos preguntamos si el destino de una de las dos grandes joyas del pasado de Konami quedará para siempre en el olvido. La reciente publicación para Wii Ware con el apellido Rebirth pareció algo más que un guiño, pero también una posible consciencia de que todos, fans e incluso la propia Konami, nos quedamos en un pasado mejor. La historia aquella de que el productor del nuevo Castlevania que está siendo pergeñado en Madrid tiene entre ceja y ceja sacar lustre a Contra, es el único motivo de esperanza. Sólo por eso cabe desear que éste último triunfe en su incansable lucha contra el Conde Drácula. Quién sabe sí incluso el Contra que podría volver a poner las cosas en su sitio podría acabar así siendo español.
