Final Fantasy XIII nos ha brindado cinco largos años de espera. Los veteranos calificaron como BATACAZO a la anterior entrega de Square-Enix, por culpa de un pésimo sistema de evolución de personajes y un mundo que no cautivó a los jugadores de antaño. Pero el número trece ha sido, en esta ocasión, el número de la fortuna.
El sistema de desarrollo de personajes, el Crystallium, es similar en procedimiento a los tableros de esferas de FF X: tras cada combate, recibes Puntos de Cristal que pueden invertirse en habilidades y aumentos de stats. Estos incrementos son permanentes y acumulativos; las habilidades, en cambio, solo están disponibles en su rol particular. Por ejemplo, la habilidad PIRO solo será seleccionable como comando durante los combates si el personaje tiene activado el rol de Fulminador.
La dificultad de las batallas es alta, pero no tanto como para resultar frustrante. No es necesario repetir zonas para aumentar la experiencia antes de un boss, lo que se agradece muchísimo en un FF. En caso de ser derrotado, es más apropiado pensar qué es lo que puede fallar de tu táctica antes que seguir desarrollando a los personajes. Por si fuera poco, todos los personajes reciben experiencia aunque no estén combatiendo, lo que permite un desarrollo eficaz y un aumento de la dificultad apropiado conforme avanza el argumento, sin quedarse estancado.
Show me the money
En este sentido el juego deja muy de lado el asunto de los guiles, el dinero de Final Fantasy por excelencia. Durante el juego no se aclara qué objetos es apropiado vender, ni se reciben guiles después de cada batalla, así que su obtención queda al aire. Lo mismo ocurre con las armas: hay que insertarles objetos para que obtengan experiencia y mejoren sus puntuaciones de fuerza y magia, pero sin una guía oficial no se explica como hacerlo de un modo totalmente satisfactorio. Y para lograrlo se necesita dinero, lo que aumenta la dificultad de mejorar la equipación. Nada sobra en el inventario, y hay que invertirlo con pies de plomo.
Para cerrar, no podemos olvidarnos de la duración del juego. Aunque durante los diez primeros capítulos la historia es totalmente lineal, a partir de ese momento nos encontraremos con misiones secundarias que aumentan la vida de Final Fantasy XIII. Los más exigentes intentarán completar los Crystallium de cada personaje al máximo, lo que solo será posible si superamos el juego y cargamos la partida. La historia de Lightning, Snow, Sazh, Hope, Vanille y Fang va para largo. Otra obra maestra de Square-Enix. Y van...