¿Tiene porvenir la relación entre videojuego on-line y chicas sexy? Más allá de su tradicional uso como forma de vender videojuegos con protagonistas de curvas de vértigo, a esta pregunta tratan de responder estos días los sesudos analistas de uno de los mercados más boyantes, todo atendiendo a una de las 'geniales' iniciativas que se cuecen en la red, siempre a una temperatura elevada gracias a la presencia del mismo tema: el sexo.
Parece difícil pronosticar que un sistema en el que únicamente se juega con una chica sexy -una de sus particularidades frente al sistema de citas es que estas citas permanecen virtuales- tendrá un gran futuro más allá del impacto inicial, dispuesto para satisfacer la fantasía de todo videoadicto de encontrar a una chica tan ardiente como aficionada al videojuego. Aunque quizá lo de pagar por jugar no es exactamente ideal, más sabiendo que la cosa quedará para siempre ahí siendo imposible consumar su fantasía.
GameCrush.com tiene mucho que ver en el revuelo formado por esta nueva forma de negocio. Su sistema, sencillo: 6.60 dólares es el médico precio para jugar durante 10 minutos con una chica despampanante (jugar a un videojuego, se entiende).
La contrapartida para las chicas en cuestión, sueldos de 30 dólares a la hora sin salir de casa y jugando a videojuegos. El empleo de auriculares y vídeo (este último da derecho a un sueldo más alto) refuerza una experiencia en que GameCrush se encarga tanto del engorroso tema de las facturas, como de disponer la logística adecuada y promocionar a las chicas en cuestión.
El sistema, ideado como una forma alternativa de buscar contenido sensual, apunta directamente a geeks solitarios dispuestos a pagar por una compañía estimulante. Falta por saber si entre las dotes de las jugadoras se incluyen verdaderas habilidades para competir on-line. De lo contrario, muchos acabarán prefiriendo a sus colegas virtuales de toda la vida... y dejarán a las ofertas libidinosas en otra categoría.