"Siempre defendía el tipo de juegos que hacíamos, y estaba muy orgulloso de haber estado involucrado pero, cuando visitaba a mi abuela... me preguntaba qué hacía para ganarme la vida y no me sentía especialmente bien contándole que era parte de ese juego del que habían oído hablar", explica Jeremy Pope, antes desarrollador en Rockstar, ahora reciclado como defensor de los juegos sociales y enemigo de la violencia.
"En lo que nos centramos en Rally Games", explica a propósito de su nuevo estudio, "es en llevar las cosas a un término social, creo que lo que más me gusta de los juegos es interactuar con la gente, el multijugador. Y si ves de donde vienen los juegos, chicos tirando dados juntos, es esa interactividad la clave".
Queda claro que Pope se ha ido al otro extremo, y como el caso de ex-actrices del porno metidas a entusiastas religiosas, no tiene problemas en preferir los dados a las intensas experiencias de GTA.