Apenas un año atrás, la noticia de Gears Of War creaba esperanzas a los sufridos aficionados a los videojuegos que aspiran a ver bien reflejado alguno de sus títulos en la gran pantalla. Un presupuesto importante, figuras de renombre... todo encaminado a dar algo de dignidad a un videojuego que simboliza mucho en la última generación de videojuegos.
No obstante, las cosas han cambiado mucho en las últimas horas. El presupuesto que rondaba los 100 millones de dólares ha sido recortado de forma dramática, el guión se ha simplificado notablemente para reducirlo a una "simple historia de invasión", y por coherencia con esto último, el guionista Chris Morgan ha causado baja.
Se desconoce por el momento si se mantiene la implicación de Len Wiseman (Underworld, La Jungla 4.0), pero todo hace indicar que el cambio de criterio de New Line Cinema se basa en uno de esos círculos viciosos que a menudo condenan al cine a ser una constante recurrencia: las adaptaciones de videojuego no suelen dar buenos resultados, es mejor apostar poco y dar con un producto discreto... que tampoco dará buenos resultados. Todo hasta que en el género suceda algo similar a lo que pasó en el cómic donde productos dignos y rentables cambiaron la tendencia, y entonces asistamos a una moda en que el grueso de los recursos se lo lleven sus adaptaciones.