A estas alturas hay dos cosas claras con Xbox One: primero que lo tendrá muy difícil frente a Playstation 4 por sus exigencias de conexión on-line, su boicot a los juegos de segunda mano o prestados, y el sobreprecio de 100 euros más; segundo, que su apuesta se basa en los juegos de peso, aportar todas las marcas conocidas posibles y esperar que el jugador caiga seducido por lo verdaderamente importante.
En ese sentido, de los varios títulos destacables de su repertorio, dos lo hacen especialmente: Killer Instinct y Dead Rising 3.
Sobre el juego de lucha que se convirtió un clásico de Nintendo, Killer Instinct se lanzará el mismo día que la consola, y está recibiendo una estrecha supervisión de gente muy vinculada a la franquicia para asegurarse que su trabajo está a la altura de las expectativas. Según algunos implicados en el proyecto, se está haciendo un gran trabajo para un título que se moverá a unos suaves 60 fps y que hará del juego multijugador una de sus grandes virtudes, consciente que se quiere hacer de él uno de los embajadores de la consola.
Con todo, incluso más expectación ha generado el anuncio de una tercera parte para Dead Rising exclusiva para Xbox One. El título de zombies viene con características prometedoras entre las que se encuentra la forma de implicar a Kinect y su sensibilidad a lo que sucede en el entorno: si el jugador debe permanecer sigiloso para que los zombies no sepan de su existencia, tendrá que hacerlo también fuera de la pantalla, porque incluso gritando en su habitación podrá desviar la atención de los no-muertos en una experiencia interactiva nunca vista en el género.