El concepto de Arkanoid o Breakout siempre ha tenido como telón de fondo la aventura espacial. La pala con la que el jugador golpea la bola siempre se ha supuesto una especie de nave estelar endemoniada y condenada a vagar por el cosmos, con el continuo repiqueteo de la bolita de las narices al estamparse contra los bloques cósmicos que impiden el avance del ingenio mecánico. Los mismos señores de Nintendo, en su Alleyway para GB, clon eficaz de los anteriores, ponía a Mario a los mandos de uno de estos siniestros vehículos y en los primeros segundos de juego se veía con claridad cómo el fontanero entra en la pala maldita.
Esta idea espacial recurrente en el género del rompeladrillos encontró en 2007 su reencarnación más hipertrofiada de la mano de la compañía francesa Motion Twin, veteranos en las lides de juegos flash y padres de otro monstruo online como es El Bruto. En la primera versión online de Alpha Bounce, aún disponible y con millones de usuarios por todo el mundo, el juego solo ofrece todo su potencial una vez se ha ingresado en el registro y pagadas las consabidas cuotas de juego. Por suerte en DSi, el port parido por Mad Monkey Studio y del que realizamos esta reseña, solo nos pide pagar religiosamente los 500 DSi Points (cinco euros) que cuesta para acceder, literalmente, a un inmenso universo de bolsillo.
La trama nos pone en la piel de un recluso (chica en el modo fácil, varón, en el normal, y mutante, en el experto, solo disponible si al jugador le queda cuerpo tras las anteriores tandas). Una vez elegida la dificultad una enorme cuadrícula que representa el universo se despliega en la doble pantalla de DSi. Un movimiento por turno, al principio, para acceder a nuevas zonas que van despejándose como en un juego de estrategia. Para limpiarlas, el juego pasa a modo arcade, con la fase rompeladrillos de turno. Resuelto el apuro, a por la siguiente. Y así hasta el infinito. El movimiento que brinda es inmenso, pudiéndose trazar las rutas que se desee y conseguir las ampliaciones que mejor convengan. Una vez obtenidas, se equipan como si de un RPG clásico se tratase y así, armados con lo mejor, la nave podrá acceder a nuevos territorios. La misión última es explorar 26 planetas y encontrar en ellos 26 tipos de naves diferentes y los planos de regreso al planeta tierra. Cada planeta puede tener un mínimo de doce casillas y un máximo de casi toda la pantalla de la consola. Los jugadores pueden hacer cuentas de la tarea mastodóntica que supone superar Alpha Bounce.
La jugabilidad es correcta, con uso alterno de lápiz táctil y cruceta, aunque la nave se controla con el táctil. Los gráficos y power ups lucen de forma justa para el género que ocupa esta reseña. Pedir más es querer anabolizar un título ya bien dotado de forma natural. La música es un trasunto de Jean Michel Jarre, así que acompaña sin molestar y crea ambiente, que es lo importante.
Alpha Bounce es una descarga muy barata que se rentabiliza desde el primer minuto. No se trata de un programa al que se le dedicarán muchos minutos al día (un par de estaciones de metro) pero sí se le dedicaran los días que hagan falta para completarlo una vez esté instalado en la consola. Largo, adictivo y bien facturado. DSi Ware cuenta desde ya con otra descarga obligada para fans de lo retro y de las frikadas posmodernas.