Sí, no hace demasiado tiempo las 3D iban a ser uno de los rasgos del futuro. El cine volvía a intentarlo para fidelizar audiencia (no, no era la primera vez), en videojuegos se analizaban las opciones de que todas las pantallas fueran compatibles con la tecnología necesaria, se debatía la necesidad de usar gafas o no para disfrutarla. Y en esto que Nintendo decidió dar continuidad a su estrategia portátil con 3DS, una evolución de su clásica DS con mejores prestaciones... y entre ellas 2D sin gafas.
Pero las cosas no empezaron bien: a un precio abultado que debieron recortar sobre la marcha, le acompañó la rápida recomendación de no utilizar esta opción en los niños por si su uso podría generar problemas visuales. Y el catálogo que empezó a brillar -con algunos títulos como Mario que para ser justos sacaba partido a sus opciones 3D- no hizo sino confirmar que apenas era un extra.
Pues bien, con Nintendo 2DS parecía reconocerse la innecesariedad del invento. Una consola que reducía precio quitando una prestación que de seña de identidad pasaba a estorbo. Y pese a ello en Nintendo creen que no es un abandono de su estrategia, o eso tratan de vendernos: "juegos como Super Mario Land 3D funcionaron estupendamente bien en 3D, hay montones de experiencias de juego que los usuarios han acabado amando", explica Scott Moffitt en una entrevista a GameIndustry International. "También funcionan bien en 2D, y eso nos permite llegar a un precio que no podríamos con pantallas tridimensionales", matiza.
Así, según Moffitt se trata "más de lograr un buen precio: la versión 2DS es más pesada que la original 3DS y tiene menos batería que 3DS XL". O lo que es lo mismo: una versión low cost que reduce prestaciones importantes para acercar la consola a otras audiencias.