400 millones de usuarios como objetivo. Una reciente estadística detallando cómo un 11% del pastel del videojuego se lo comen los desarrollados para Facebook. Con semejantes cifras es lógico que Capcom quiera su parte, que su presidente Haruhiro Tsujimoto afirme que "debemos hacer nuestro movimiento".
El movimiento en cuestión no es nuevo y ya Electronic Arts se encuentra implicada en dar el salto a las redes sociales, siguiendo una tendencia cuya parada anterior es la de desarrollar juegos baratos para móviles basados en sus licencias más conocidas. En JPMorgan lo definen con bastante claridad: "antes se veía un terreno de escaso margen de beneficios, pero el mercado está madurando hasta tener un gran atractivo para los editores".
No obstante, si en el mercado de los juegos para móviles el negocio está claro en cuanto a su forma de ingresos, más dudoso parece que en el caso de la red social, donde todo ingreso se basa en los propios de las redes sociales: ganar repercusión. Es decir, una vía o para vender publicidad ajena o de sus propios servicios.
El tema es más complicado de lo que parece y forma parte de las inquietudes de Sega sobre el futuro del sector. No en vano, hablamos de una de las compañías que más esfuerzos han tenido que hacer por adaptarse a lo largo del tiempo, pasando de capitalizar junto a Nintendo la oferta en consolas, a ser una editora que todavía busca su rumbo entre cierres de estudios y licencias que no terminan de dar todo su rendimiento. "Los juegos para móviles fueron exitosos en un determinado punto, pero de pronto había demasiados productos, muchos gratuitos, y se convirtió un mercado declinante hasta que Apple lo recuperó", advierte Alan Pritchard, encargado del marketing de Sega. Sus inquietudes van en la línea de caminar con pies de plomo por la evolución digital, que si bien es evidente forma parte del futuro, crea muchas dudas por el incremento desproporcionado de competencia que ponga en aprietos a los grandes proyectos que exigen grandes presupuestos difícilmente rentabilizables en un mercado sin orden.