Durante un tiempo, la supuesta pérdida de protagonismo del videojuego japonés y la idea exótica de que exteriorizar desarrollos rejuvenecería sagas y permitiría mezclar lo mejor de cada cultura (olvidando cómo en el pasado grandes sagas niponas cayeron al externalizarse su continuación), dio con lo que parecía una nueva tendencia. Los directivos de Capcom explicaban la lógica del planteamiento y lo vendían como un hallazgo propio de grandes y visionarios ejecutivos.
Pero los resultados económicos de dos de los proyectos más ambiciosos en ese frente (los muchas veces citados Bionic Commando y Dark Void), apoyados además con todo el marketing de la compañía hasta el punto de desarrollar un remake previo para Bionic Commando, y una "falsa" entrega anterior de Dark Void (un juego que se vendía como rescatado de Nintendo en un movimiento promocional), hizo que la estrategia cayera hecha añicos.
A pesar de eso, en Capcom siempre defendieron que se pulirían detalles pero que el modelo de trabajo seguía intacto... hasta ahora. En una entrevista a Financial Times lo que Haruhiro Tsujimota (Presidente de la compañía) nos vende no es precisamente el protagonismo de los juegos occidentales: limitarán el uso de estudios extranjeros a conversiones entre soportes (por ejemplo, un traslado de un juego de Playstation 3 a Xbox 360) o a continuaciones de sagas (como es el caso del actual desarrollo de Dead Rising 2 a cargo de los canadienses de Blue Castle Games). De esta manera, todo título novedoso será realizado con el 100% del control por su parte, y la supervisión quedará para adaptaciones y continuaciones en que los rasgos principales del producto y su repercusión hayan quedado definidos anteriormente.