Por fin una novedad en los juegos de estrategia en tiempo real, por fin alguien se ha dignado a abrir la ventana para que entre aire fresco. ¡Esto es una maravilla para el cuerpo señoras y señores!
La historia en la que Perimeter se basa no es ningún dechado de originalidad, claro, pero también es cierto que desde las sagas de estrategia de Dune ya está todo inventado. Se trata de que en un futuro (muy pero que muy futuro…) tres colonos que se dedican a explorar planetas aterrizan en uno en el que deciden quedarse. En éste, existen unas criaturas fantasma -los enemigos a batir- cosa que no harán de forma unida ya que los colones se enfurruñan entre ellos y montan cada uno su propia “facción”, a saber: los verdes, los rojos y los azules (¿qué acabo de decir de Dune...?). Para terminar con el objetivo, los colonos extraen del suelo su energía, energía que necesitan para montar su ejercito.
Pasando de la historia (visto lo visto será lo mejor…) nos vamos a centrar en lo que es la acción y la estrategia. La energía y el poder radica en el terreno y en su control, y esta es la gran novedad que aporta: ya no se trata de cortar árboles, criar rebaños o sacar 100.000 kg de oro de una mina de mineral. Ahora el lugar sí tiene importancia: nos tenemos que hacer con el control de todo el terreno posible. Esto se hace siguiendo unos sencillos pasos: contamos con unas unidades que mediante nanorobots terraforman el suelo (lo elevan o rebajan) hasta allanarlo a un cierto nivel en el que podemos construir un nodo de energía para terminar creando una red de nodos. Estos nos sirven tanto para extraer energía del terreno como para proteger nuestra inmensa base, creando un escudo protector indestructible.
En base a esto radica todo el juego, ya que no dedicaremos las tres horas y media de partida a crear unidades de combate y a enviarlas en oleadas a machacar al enemigo, si no que dedicaremos el tiempo a pensar, pensar mucho, que parte de terreno nivelar, donde poner los nodos, si hacer un solo mega-escudo o varios… como decía, estrategia a raudales.
Aunque no os creáis que solamente se trata de defender, también creamos unidades de combate. Y aquí también innova mucho Perimeter, ya que las nuevas unidades se construyen a partir de las viejas. Para entendernos: para construir un tanque nos hacen falta 3 soldados robot de infantería, así que con un simple botón, si tenemos construido el edificio necesario (esto como en el resto de juegos) podremos realizar la transformación. Pero lo mejor es que no perdemos 3 soldados de infantería, porque la transformación es reversible. Imaginaos: podemos convertir infantería en bombarderos, destrozar un poco la base enemiga, luego aterrizar y convertirnos en robots que modifican el terreno y aislar algunas de sus unidades con zanjas o acantilados, y luego volver a transformarlos en francotiradores para destrozar unos nodos de energía… ¡las posibilidades son enormes!
En resumen, un gran juego de estrategia con muchas y muy buenas novedades. Eso si, como podéis deducir de este comentario, con tanta transformación de terreno, transformación de unidad y escudo gigante se va complicando bastante a medida que avanza la partida… pero merece realmente la pena