Un servicio de descargas de canciones y juegos clásicos emulados. Esa es la propuesta de la nueva Commodore en su uso como mera marca de la compañía danesa Tulip, que la adquirió en el año 97.
Como ordenador, Commodore había tenido su destacado puesto en las 8 y 16 bits (en esta última generación el Commodore Amiga se convirtió en un símbolo del futuro de la informática doméstica) lo cual hizo que posteriormente fuese objeto de todo tipo de divagaciones que hablaban de un regreso imposible que por ello nunca se produjo. Ahora, con esta forma de valerse del recuerdo de un nombre que no todos conocerán, se intenta llevar a cabo una iniciativa que parece tener mercado en el desarrollo del comercio en internet como es la venta de canciones, buscando a la vez el soporte de los veteranos al software retro. Habrá que ver si la combinación da buenos frutos.
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