Uno de los géneros que parecía más trillado, el del survival, ese que obliga a la cita de los Resident o Alone In The Dark en cada uno de los análisis, está viviendo una agradable recuperación en los últimos meses que pone de relieve sus enormes posibilidades más allá de la clonación.
Títulos comentados aquí como Forbidden Siren –aportación de terror nipón- o recientemente The Suffering –excepcional combinación con la mecánica shooter- son, especialmente en el último caso, sintomáticos de esta reinvención y una esperanza a la que la saga Resident Evil promete unirse con sustanciosos cambios en sus próximas versiones. Así se supera el mal que ha padecido durante un tiempo, la reincidencia sobre lo mismo con mínima aportación de nuevos aspectos técnicos y distintos argumentos que terminan por aportar sólo una reorganización de las piezas del puzzle para volver sobre lo mismo.
Con Obscure hay nuevos avances y algunos elementos tomados de la época reciente. Es curioso que hasta ahora, ninguno de los juegos de suspense se habían aproximado como éste al llamado ‘terror teenager’. A saber, Scream, Sé lo que hicisteis el último verano, y un largo etcétera del que podría destacarse The Faculty. Estamos ante un título en que se mete de lleno en sus características –jóvenes bien parecidos, arrogantes y abocados a una muerte que se lamenta más bien poco- aunque cambiando el protagonismo y poniéndolo en nuestras manos no resultará tan superficial como el estomagante visionado de estas películas –que todo sea dicho, curiosamente están desapareciendo en la gran pantalla-.
No obstante, aquí hay algo más de oscuridad y suciedad de la que en principio se intuye. Las estancias, sus aulas y corredores, las salas de profesores, vestuarios y otras extrañas habitaciones, se descubren muy diferentes cuando terminan las clases y nuestros personajes tienen que enfrentarse solos a la realidad que yace bajo la rutina académica.
La presentación y el avance, sí se suceden en cuanto argumento al más puro estilo de celuloide. Los diálogos, la toma de planos, cada uno de los estudiantes con sus propias características son pura y llanamente del cine que hemos descrito. Y con la ventaja de que ni las introducciones se alargan ni las cargas hacen esperar, lo cual es de agradecer. Todas las escenas cinemáticas aparecen para no romper el ritmo, y el primer tramo en que asistimos como protagonistas a la desaparición de uno de los chicos del grupo, está llevada a la perfección para hacernos participar desde el principio en la historia y del manejo de los controles y no dejarnos demasiado tiempo atendiendo a maquinaciones argumentales.
Así, cuando nos quedamos en la pista de baloncesto solitaria y silenciosa, corriendo tras los pasos de quien nos ha robado la mochila, asistimos al desalentador inicio que nos descubre cómo de extraño puede llegar a ser lo que nos queda por delante.