Probablemente una de las formas más eficaces que el videojuego puede encontrar para evitar que la piratería dañe sus cuentas tal y como lo ha hecho con industrias como la de la música (es un mal que el sector ha padecido y padece, pero no tanto como otros), es la utilización del juego on-line como vehículo para cambiar la dinámica tanto de control de usuarios, como de sistema de cobros.
Un juego como Destiny, con su peso en el sector y en particular en la división de títulos que priorizan el on-line, supone un importante banco de pruebas, y en ese sentido las últimas decisiones adoptadas por Bungie pueden ser un importante aviso para navegantes.
“Rutinariamente revistamos las acciones Banhammer para asegurarnos de que se han aplicado apropiadamente y de forma justa”, explican en un post desde la web del estudio a propósito de las expulsiones automatizadas a usuarios, prosiguiendo con que “una revisión de las expulsiones aplicadas la pasada semana muestra que los afectados se habían conectado a Destiny en algún punto desde una consola modificada”.
A pesar de que el argumento principal parece dirigido a que con versiones modificadas podría facilitarse el acceso a funciones con las que realizar trampa durante la partida, sin duda se estaría poniendo un argumento importante a favor de no piratear la máquina (al menos hasta que quienes realizan las modificaciones, encuentren un camino para evitar el veto, si lo hubiera). “Sed cuidadosos ahí fuera. ¡Jugad bien! Y usar las cajas que vuestros vendedores favoritos os dieron”, concluyen.