El malcriado príncipe Laharl, heredero del reino de Netherlord, se despierta de una ligera cabezadita de 2 años (...) y se encuentra un reino sucumbido en el terror, bajo los dominios del Maligno y huérfano de padre. Por ello, se ve forzado a autoproclamarse rey de Netherlord en funciones y a liberarlo de las garras del mal oscuro (siempre bien acompañado por su fiel vasallo Etna, quien le explicará con pelos y señales por donde van los tiros en cada momento).
Una vez enfrascados en la historia ya podemos pasar a describir el juego. Se trata de rol estratégico en tiempo real (RPGE), de estos modernos que sacan ahora tipo Tactics Oger o Final Fantasy Tactics Advance. Pero con unas mejoras y novedades que dinamizan mucho las batallas, la historia y la forma de jugar. Para quien no sepa de su desarrollo, así a grosso modo, podemos decir que se trata de discurrir por el mundo de Netherlord conociendo personajes con los que formar un grupo heterogéneo (hasta 150 a elegir, con más de 100 hechizos, además de la posibilidad de crear nuevos) para luchar contra los enemigos que nos vayamos encontrando hasta la gran batalla final.
Los combates se desarrollan tipo Pokémon o Final Fantasy, es decir, por turnos y cada vez ataca uno, pudiendo elegir tanto atacante como ataque y enemigo.
La aportación de Disgaea es el dominio total que tenemos de la batalla, pudiendo no sólo elegir los personajes que entran en liza como hemos dicho, sino los combos y hechizos. Algo que al jugar evidencia un gran dinamismo en las batallas.