Técnicamente discurre por unos gráficos 2D en perspectiva isométrica (como los de antes) que son sencillos pero resultones. Los decorados están realizados en 3D, con lo que ganan en vistosidad, pero los personajes están moldeados con sprits en 2D (como los de antes… y van 2), con una estética manga muy buena y graciosa, y su modo de avanzar por el decorado recuerda mucho a los RPG y aventuras de 8 bits (esos Spectrum y Amstrad como los de antes… y 3), amén de un humor hilarante que lleva un guión complejo que siempre nos empujará a acabar la aventura y que recuerda mucho a esas aventuras gráficas de antaño tipo Maniac Mansion o Larry.
Sobre el movimiento de los personajes por el decorado si que es necesario decir que es sumamente rápido, cosa que choca al principio, pero que después terminará por hacerse de agradecer.
Tanta afirmación de “como los de antes” no es en nada peyorativo, al contrario, es lo que hace de este un gran juego, lo convierte en todo un clásico y le hace marcar estilo. No inventa, pero si se convierte en un referente.
Volviendo al nivel gráfico, apuntar que en los combates, aunque los decorados y los personajes sean en dos dimensiones, los ataques, hechizos y combos son un derroche tridimensional con efectos especiales muy espectaculares que (ahora sí) nos hacen ver que esto es un juego de PS2.
La única crítica importante que se le puede hacer al juego es el que no esté traducido al castellano. Política de la empresa… El caso es que no es ningún impedimento para poder disfrutarlo en toda su amplitud a no ser que no entendamos ni papa de inglés, ya que los aficionados al género son los primeros que logran de importación estas novedades que vienen en su japonés originario. Así que si ellos salen del paso en versión original… Lo que si que puede impedir es que nuevos jugadores se acerquen a este tipo de títulos, cosa que viene ligada a su carácter minoritario en Europa (que no en Japón, donde habitualmente encabezan las listas de los más vendidos).
Finalizando, aunque la primera impresión sea la de un programa simplón gráficamente, sin traducir, y con ese aire a RPG japonés, poco a poco nos vamos dando cuenta de la maravilla que tenemos delante: total libertad de elección, complejidad, la fuerza del grupo, más de 40 horas de juego, 150 personajes y monstruos a alejar, humor hilarante, unas grandes batallas muy abiertas y llenas de espectacularidad y combos y un sinfín de hechizos. Sinceramente: hay que jugarlo.