Viniendo de un título con una jugabilidad tan “limitada” por decirlo suavemente como Enslaved, la verdad es que pocos entendímos la decisión de dejar en manos de Ninja Theory el destino de una saga cuyos punto fuerte era precisamente una jugabilidad endiablada y un control exquisito que ofrecía unas posibilidades inmensas para combatir.
Tras una primera parte que se ganó totalmente a crítica y público, esta saga alcanzó su cénit con la fulgurante tercera entrega, mientras que con cuarta disfrutamos de un juego notable aunque menos inspirado. Como notaréis hemos obviado mencionar la segunda entrega, así que seguiremos haciendo como que nunca ha existido.
“La teoría del Ninja”
Y hete aquí, Ninja Theory nos sorprendió a todos creando un reboot más que digno de DMC realmente cuidado en todos sus aspectos. Jugablemente consiguió mantener las señas de identidad de la saga, combos, velocidad y espectacularidad, si bien es cierto que resultaba más sencillo en comparación el conseguir mejores puntuaciones a la hora de realizar combos y obtener la calificación más alta. Un punto que solo los más veteranos y expertos en la saga podrían haber notado, y que por suerte también ha quedado solucionado en la presente edición definitiva, junto con el demandado motor gráfico funcionando a 60 frames por segundo. Tanto en PS3 como en 360 el juego funcionaba a 30 fps utilizando Unreal Engine, un motor que permitía un entorno gráfico espectacular como el que vimos, pero imposible de mover a 60 fps en la generación anterior.
Edición Definitiva
Pues bien, empezando por el aspecto técnico en esta edición, vamos a remarcar el hecho de poder disfrutarlo a 60 frames y a una resolución de 1080P. Si bien en la versión anterior no apreciamos ningún problema de respuesta en el control, la experiencia mejora notablemente a 60 frames, no solo por la suavidad con que se mueve todo, sino porque el control tiene un mejor tiempo de respuesta en su ejecución, algo que ya conocen los jugadores más técnicos, pero que otros quizá solo puedan apreciar probando ambas versiones.
Mientras en otras ediciones HD se han limitado a un lavado de cara y a un aumento de la resolución, Dmc Edición Definitiva trae una cantidad abrumadora de novedades, tanto en lo que afecta a su jugabilidad como en su contenido, incluyendo todo el Dlc disponible previamente (lo cual incluye también la expansión del modo historia “La Caida De Vergil” donde controlaremos al hermano gemelo de dante en un recorrido totalmente original).
No estamos ante un nuevo modo historia en cuanto a duración, pero se agradece este pequeño arco argumental que nos puede llevar unas 5 horas de juego, menos si utilizamos los niveles más bajos de dificultad, pero más que suficientes teniendo en cuenta la excelente duración de la campaña principal.
Bien es cierto que algunos Dlc son meramente skins o cambios estéticos, entre los que destacan la posibilidad de jugar con varios aspectos de Dante, incluyendo una de las más demandadas, la de utilizar el aspecto original de la primera entrega. Sin embargo, quizá ya acostumbrados a su aspecto desde la entrega para PS3/360 nos hemos vuelto a sentir cómodos con su aspecto “de serie”.
Alguno de los añadidos, son diferentes niveles de dificultad o modificadores que afectan a la jugabilidad. Uno de ellos es el modo turbo, que podremos activar antes de comenzar cada misión o antes de recargar alguno de los puntos de control. Si lo activamos la velocidad de juego aumentará un 20%, una auténtica inyección de adrenalina que nos hará disfrutar de otra manera, si bien es cierto que para una primera vuelta es recomendable disfrutarlo a su velocidad original, contando con la opción de desactivarlo y continuar en el último punto de control.
También podremos activar el modo difícil (al margen de la dificultad principal) comprobando como el comportamiento de los enemigos es más inteligente y agresivo, utilizando sus ataques más letales. Si somos realmente buenos o queremos volver a jugarlo en mayor dificultad, vamos a encontrarnos con muchas posibilidades, añadiendo el modo difícil a la dificultad escogida si queremos un verdadero desafío.
Palacio Sangriento y más modos.
Las posibilidades no acaban con el modo hardcore. Entre los extras disponibles destaca también “Must Style” donde tendremos que realizar combos de categoría S o superior para que los enemigos sufran daños. También como novedad, podremos ajustar la selección de blancos entre automático (como estaba originalmente) o en manual (siguiendo la tradición en la saga). Además de otros cambios con los que podréis jugar y probar cómo afectan a la jugabilidad, los que tengáis reciente la edición original notareis otros cambios que ya vienen de serie, como una recolocación de coleccionables que nos exigirá más exploración, diferencias a la hora de aplicar el daño en los enemigos o una mayor dificultad en los jefes finales (bastante numerosos) que nos harán sudar un poco más antes de caer derrotados.
En cuanto al palacio sangriento, no es una novedad por sí mismo, ya que estaba incluido en la edición original. Si lo es la inclusión de algunas modificaciones (como eliminar el contador de tiempo) que nuevamente lo hacen más configurable. Dentro del contenido totalmente nuevo encontraremos la inclusión de Palacio Sangriento para Vergil, con 60 niveles exclusivos que sin duda vamos a disfrutar.
Cuando nos metamos en faena, podemos comprobar el alto nivel de configuración que se nos permite hacer, confirmando que no estamos ante un simple lavado de cara, sino a una edición que verdaderamente merece la pena aun habiendo disfrutado de la edición original, sobre todo si nos gusta el género.