Producto destinado a ser pasto de estantería de supermercado a la espera de que compradores analfabetos se hagan con él.
No es de recibo ni tiene nombre que Nintendo permita que terceros editen porquería digital con tal de llenar estanterías. La broma ya no hace gracia. Una cosa es que en esta generación el público casual que apoyó los juegos sociales de Play 2 haya migrado a Wii, y otra cosa es permitir que el buen nombre de una casa se vea ensuciado por lanzamientos como este. Los usuarios de DS están bien acostumbrados a sufrir de engendros mutantes para su portátil y en Wii, sin llegar a ser igual de numerosos, por lo menos pasan un poco más desapercibidos (lo que no es, ni mucho menos, un consuelo).
‘101 in 1 Party Megamix Wii’ es una colección de cien minijuegos que van desbloqueándose a medida que se obtienen logros con los disponibles inicialmente. De mecánica sencilla (mover el mando, coordinar reflejos con el puntero; en general todas las pobres posibilidades que los malos desarrolladores han sabido sacar al mando de Wii) los juegos se encuentran reunidos bajo eventos temáticos de apariencia infantil con el propósito de que todo el mundo se lo pase bien dedicándole unos minutos de su ocio a este trabajo.
Pero no.
Aun teniendo en cuenta que existe un equipo humano detrás del desarrollo, los que lo han programado y diseñado desde cero, y que no tienen la culpa de que la empresa que lo edita solo pretenda llegar al público despistado, lo que nos llega no puede dejarse de calificar como una morralla de proporciones cósmicas por la cual no tienen perdón de Dios: uno de esos juegos por los que los foros de las comunidades más activas de gamers odian a Wii hasta la muerte. Un disco que da vergüenza introducir en la consola una segunda vez para comprobar que la primera sensación no estaba equivocada.