Al filo del cierre de la edición de nuestro nuevo número para tablet, Splatoon llega a nuestras manos con promesas de revolución. Un juego de Nintendo enfocando al shooter y los combates arena en online solo puede comprenderse si se le da una vuelta de tuerca. Y aunque las primeras partidas y la adaptación a sus controles (que hacen de los sensores de movimiento del GamePad un elemento clave para apuntar) nos despistan inicialmente, pronto empieza a verse el potencial, que aquello cumple con el Teorema de Nolan solo que alargando un poco lo de la sencillez inicial.
Para contrarrestar estas posibles dificultades de control (movemos el mando de Wii U para manejar la mirilla) se vuelve fundamental la forma en que las partidas nivelan la presencia de jugadores novatos y de niveles superiores. El sistema está lo suficientemente estudiado como para que siempre haya jugadores niveles próximos al nuestro y tan solo alguno alejado, de tal forma que haya opciones de disfrutar y a la vez algo de reto. En la práctica esto se traduce en contar con líderes de equipo solventes y otros jugadores peleones, algo que según se desarrolle inclinará la balanza en una u otra dirección.
Paintball online
Sí, a la hora de crear un shooter, Nintendo lo ha hecho por el lado más amable y con frescura. Un concepto que mezcla algo tan conocido como el Paintball con ideas extravagantes como que nuestro personaje pueda deslizarse por la parte del suelo manchada con la pintura de su bando, eso mientras recarga, se cubre, y recorre parte del escenario. Al principio la mecánica puede sorprender por la novedad, pero pronto se convierte en un mecanismo natural, y el ajustado tiempo que nos concede cada batalla (sin duda un acierto pues resulta emocionante participar una y otra vez y avanzar progresivamente de nivel) comienza rápido a dar resultados gratificantes.
A pesar de contar con un modo offline de pura esencia Nintendo, tal y como hemos apuntado el juego gira sobre el modo online. Y con un concepto protagonista como es el de la territorialidad, que se desarrolla sobre la base de pintar la mayor parte posible del escenario de combate, mientras el rival trata de hacer lo propio en una disputa tan adictiva como alegre.
Si bien la mecánica está muy ajustada en todos los aspectos, el diseño merece un capítulo aparte. En Nintendo han optado como no podía ser de otra forma por los rasgos coloristas y festivos, pero apuntando en esta ocasión a un público algo más adolescente y con lo que podríamos definir de una estética skater con unas cuantas figuras peculiares (lo de convertirse en calamar para deslizarse por la pintura merecería capítulo aparte, si no resultase tan divertido).
Además, la personalización permite buscar el tipo de arma con el que cada jugador se siente más cómodo, algo que a su vez da para una variedad al conformar los equipos que puede resultar muy útil durante las partidas, o descompensarlas si el otro equipo ha estado más acertado o uno de sus jugadores se maneja especialmente bien con uno de sus tipos.
La idea de que gorras, camisetas, zapatillas etcétera vengan con sus propias características defensivas o de ataque contribuye a reforzar la personalidad añadiendo variedad a su entorno, condenado a acabar manchado por pinturas fluorescentes.
Con todo esto en realidad no hacemos sino subrayar unas cualidades que han sido descritas de forma prácticamente unánime por la crítica, y que son las que atrapan a cualquier jugador aunque no sea un fan precisamente del concepto del online arena (y que precisamente por eso se encontrarán con algo especialmente divertido, por lo que tiene de novedad).
¿Defectos? En las numerosas partidas jugadas, apenas en una ocasión la red nos ha tirado del sistema, y el resto los combates se han iniciado de forma rápida y sin necesidad de usar el minijuego preparado para amenizar la espera.
Sí se echa de menos la posibilidad de establecer algún tipo de acción coordinada con los compañeros de equipo, especialmente en el caso de elegir un grupo con gente de la misma lengua, ante la falta de opciones de chat. Quizá sea una opción que se incorpore y así nos lo comunicarán entonces las dos figuras pintorescas que nos reciben al cargarse el juego actualizando las novedades en forma de armas, escenarios, etcétera. Ellas y su molesta irrupción es hasta la fecha el defecto más claro que hemos encontrado. Un Must Have de libro.