El juego
En un primer momento, el menú inicial -tras el detalle de preguntar idioma- distingue entre un modo para un solo jugador, y el multijugador. Es la primera prueba de que todo aquí se ha planteado para dar en esas disputas reales la mayor extensión del CD. De hecho, otro aliciente como es el del precio también lo demuestra: si el juego se vende por 39 €uros, por el precio estandar rondando los 60€ viene acompañado del aquí valioso multitap. De esta forma, se puede competir con manejo humano de los 4 contendientes. Aunque que sean 4, depende también de la modalidad escogida.
Desde una copa desafío, hasta la carrera rápida (cuyos circuitos y modalidades dependen de las superadas y guardadas previamente, inicialmente sólo hay una) todo son distintas maneras de lanzarse a una loca y espídica competición. Los desafíos van alternandose a tres por cabeza entre los 13 circuitos cuyas características, así como los vehículos que se manejan, determinan una u otra conducción. Así, pese a ir contra la esencia del juego, sí hay una buena física en consonancia con el tipo de superficie (asfalto, tierra, nieve/hielo, o el agua de un decorado tormentoso, etc).
Y luego está la distinción entre un modo batalla en que participan los 4 al primero en alcanzar 8 puntos (bien uno contra todos -puntuan a la vez- o todos contra todos) o al mejor de 3 vueltas, junto otros añadidos como el coche bomba -que obliga a pasar por checkpoints para dar más tiempo y evitar la explosión- el modo contrarreloj o el complicadísimo de persecución.
Todo esto, unido a la diversión descrita va siendo ya un importante elenco de opciones. Multijugador, distintos modos de juego, varios escenarios que aunque cortos -en consonancia con lo acelerado de sus carreras- van imponiendo distintas características a la carrera... Pero no se pueden olvidar los "condicionantes". Aquí no hay espacio para el 'fair-play', y si parte de los FX son los insultos entre los participantes -afortunadamente suprimibles-, las acciones que se desarrollan durante la contienda lo justifican holgadamente. Los empujones que hacen perder tiempo o salir de la carretera, son sólo un uso más que se añade a los 9 power ups con que bombardear o hacer deslizar en aceite a los rivales entre muchas otras jugadas. Una apropiada forma de adulterar la competición y que a las pocas partidas nos transforma en conductores diferentes, preocupados de la misma forma por mantener el rumbo, que en eludir y aprovechar las consecuencias de estos instrumentos.
Los que conozcan la mencionada saga de Mario Kart, sabrán entenderlo.
Por lo demás, en cuanto a la forma de envasar en 3D esta idea, la solución refleja una generalmente correcta adaptación en que la cámara usará de zooms para situar en pantalla los elementos indispensables según la modalidad en que se compita. Así, en la de batalla, puesto que el vencedor es el que deja atrás a los demás rivales al máximo de zoom, cobrará un mayor protagonismo a pesar de que en varias ocasiones será un obstáculo más al dejar un nulo margen al coche situado en cabeza (parte de lo alocado de las carreras probablemente).
Con lo dicho puede irse concluyendo algo. Tenemos un producto de un precio reducido con una dosis de jugabilidad -y rejugabilidad- adicción y vida multiplayer muy por encima de la media. No va de gran trama, no compite al Oscar a la banda sonora, no obliga a pensar y ni tan siquiera deja espacio para hacerlo. En estos tiempos, para una gran cantidad de usuarios no será recibido como merece. Buscarán en él otras cosas, otras cualidades. Sus gráficos les parecerán austeros, sus opciones les parecerán pocas. Qué se le va a hacer, no corren los mejores tiempos para aquello que es más importante, es la época del espectáculo. Lo único que cabe responder, parafraseando parcialmente aquella canción de los Rolling, es que "es sólo un juego, pero me gusta". Dejemos que el resto saliven con historietas ampulosas.