En los últimos meses Keiji Inafune no se ha cortado en ningún momento en sus declaraciones, manifestando una mezcla de inusual sinceridad y pesimismo derrotista a propósito de la industria del videojuego de Japón. Sus numerosas entrevistas concecidas como cabeza visible de Capcom al frente de proyectos de tanta importancia como el nuevo Dead Rising (que en sus propias declaraciones está llamado a quitarle repercusión a Resident Evil) dejaban entrever que no se encontraba especialmente feliz por muchas cosas: la falta de nuevas propuestas, el seguidismo en la industria japonesa, la dificultad para abordar proyectos en estos tiempos...
Ahora parece que finalmente tenemos una explicación a su actitud, gracias a una entrevista con Excite Japan: preguntado sobre su forma de encarar su trabajo, respondió que lejos de amarlo, sus emociones son totalmente opuestas "lo odio". Así, no dudó en explicar que por si él fuera se retiraría -algo que espera hacer pronto-, que frente al supervisor que se limita a aparecer esporádicamente y ganar mucho dinero él desempeña una fuerte y agotadora labor creativa, y que lo suyo no es un tema de afición o diversión, que en su lugar concibe al videojuego como únicamente trabajo.
Las declaraciones en todo caso resultan especialmente llamativas teniendo en cuenta que en una entrevista reciente con la publicación británica EDGE, a propósito de la forma de dar continuación a las franquicias, explicaba que todo era más sencillo cuando sus responsables seguían en ellas, que caso contrario en la compañía debían buscar a alguien que las amara íntegramente, tanto con sus virtudes como con sus defectos, de cara a tomar el relevo y poder sacar una continuación digna. Por lo que a él se refiere, parece que lo de amarlas en estos momentos queda como algo lejano.