La ciencia ha abierto las puertas de lo desconocido y ahora solo un hombre se interpone entre el infierno y la tierra… ese hombre eres tu y esto es ¡Doom 3!
Marte, Siglo XXII, eres un marine espacial recién llegado a la base marciana de la UAC. Te presentas a tus superiores, recoges tu PDA personal, lees tus emails y te envían a un sector de la base a revisar un cargamento que acaba de llegar. La sensación de estar en el Nostromo y viendo Alien es cada vez más intensa. Mientras el encargado te empieza a explicar de que va el tema se oye una gran explosión, se apagan las luces… Gritos. Oscuridad. Miedo en definitiva. Sales corriendo a ver que pasa. Ahí empieza Doom3.
Si antes de la explosión la sensación de asfixia y de claustrofobia ya resultaba agobiante, después ésta, cuando abre las puertas del infierno a la base marine, la oscuridad que invade los pasillos, los sonidos extraños y los gritos de ultratumba hacen que tragues saliva y empieces a respirar hondo de verdad. Nunca un juego hasta ahora había conseguido esa sensación de “película de terror de las de antes”. Si el que abrió la lata de los clásicos de terror en el modo survival fue Alone in the Dark al que luego le siguió Resident Evil, ahora, de manera muy destacada, llega como referente aún cambiando a FPS esta auténtica maravilla en forma de tercera parte.
Cuando los demonios invaden la base nosotros solo contamos con una linterna y una pistola. Las sirenas de alarma ensordecen y, de fondo, oímos los gritos de los que iban a ser nuestros compañeros… la sensación de indefensión es total: la linterna solo ilumina una pequeña zona de los pasillos y si cogemos la pistola dejamos de alumbrar… se nos caen los pantalones al suelo de miedo…
Todas las emociones de tensión se consiguen no sólo con oscuridad o gritos de fondo. La pieza clave es la magnífica combinación de sonido envolvente, ese ir y venir los tubos luminiscentes y esa increíble calidad y detalle en los decorados y personajes. Todo esto junto con el derroche de acción que destila es lo que hace de éste título esperado durante años una joya en la que es imposible no caer.